Muerte en Santa Rita

“Muerte en Santa Rita” ha sido el claro ejemplo de juzgar un libro por su portada y acertar de pleno. Tanto su sinopsis como su colorida portada (el fucsia de las buganvillas y esa puerta azul que invita a atravesarla y descubrir los secretos que se esconden detrás), son la fantástica carta de presentación de este noir mediterráneo que ha conseguido que incluso yo, que huyo de la gente, quiera vivir en Santa Rita.

Sofía, una reconocida autora de novelas de misterio y novela erótica, es la propietaria de Santa Rita, una comunidad transgeneracional donde gente de distintas edades y procedencias convive en perfecta armonía. Cuando una persona de su pasado regresa a su vida, la apacible existencia de sus habitantes se verá amenazada. Poco después de su llegada aparecerá muerto en una alberca de riego, iniciándose una investigación en la que todos sus habitantes se convertirán en sospechosos, ya que todos ellos tenían motivos para querer verle muerto.

“Muerte en Santa Rita” es una historia de misterio y suspense que presta especial atención al desarrollo de sus personajes. Todos ellos están muy bien perfilados y tienen detrás una historia sólida. Me ha gustado especialmente que el protagonismo recaiga en personajes que están ya cerca de la sesentena (¡incluso en una nonagenaria!).

La autora consigue que el lector odie profundamente al villano de la historia, al crear un personaje perfectamente reconocible para todo el mundo, alejado de caricaturas, un tipo dispuesto a todo para conseguir lo que quiere, que se cree superior al resto pero que en el fondo es un pobre diablo.

El ritmo de la novela, al igual que la vida en Santa Rita, es pausado (el muerto tarda un poco en llegar), pero no por ello menos interesante. La resolución del crimen pasa casi a un segundo plano, siendo más relevantes las historias personales de sus habitantes (podría leer una historia sólo con el día a día de los habitantes de Santa Rita, sin muertos de por medio 😄).

Y es que el gran acierto de la novela es la fantástica ambientación que consigue crear. La historia tiene ese encanto, ese “nosequé”, que hace que te enamores del lugar y sus personajes. La sensación de comunidad que se construye, haciendo sentir al lector como si fuese uno más, aún cuando acaba de llegar, es lo que hizo que me implicase tanto en la historia. El hecho de tratarse de personajes tan diferentes entre sí, que se respetan, preocupan unos por otros, y están ahí para ayudarse siempre, convirtiéndose en una verdadera familia, fue sin duda mi parte favorita.

En un claro homenaje a Agatha Christie, y haciendo uso de un estilo envolvente, con sugerentes descripciones que evocan los olores, sabores y colores mediterráneos, el lector sentirá formar parte de esa comunidad que es Santa Rita, lugar al que una vez has entrado, resulta imposible querer abandonar.