La intelectualidad es un pesado trabajo que te vacía las neuronas (y acabás leyendo mil pavadas, impuestas por la avalancha de erudición encubridora que nos aprieta y obliga a una chapucera competencia), al punto que casi no escribo poesía, avasallados mis vericuetos por la obligación a escribir una dilatada tesis sobre mis ya hartantes prostitutos.
|