"La suerte es relativa."
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"La suerte es relativa."
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"Y entonces, cierra los ojos porque no quiere recordar lo que ve, sino lo que siente."
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"Los recuerdos son como el agua. En cualquiera de sus estados o formas, y se van, igual que vienen."
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"Algún día te echaré de menos. Echaré de menos esto, el aquí, el ahora. Este ahora."
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"- Me gusta tu cicatriz, es bonita. + ¿Bonita? Es una cicatriz. - Es una señal de haber sobrevivido.“
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Helmund siente las costillas de su hermano entre las rodillas y el corazón batiente de este por delante del suyo. «Abajo... bramido. Al viento...monta» El corazón de su hermano siempre llegará a todas partes justo antes que el de él. Es la forma en que pasará por este mundo: el corazón de su hermano, un latido, y luego el suyo. Un corazón encima de otro; un corazón que manda y otro que sigue. Corazones siameses, unidos.
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Se siente tambalear, como si estuviese en una barca mecida por las olas, y oye a su padre decir: «El cielo es un cardenal, y solo una tormenta puede curarlo»
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—¿Por qué me has traído aquí fuera? ¿Solo para jugar a El juego? —Ahora todo es un juego —tercia Il Capitano mientras abre el cepo—. Si pierdes, estás muerto. Y lo único que significa ganar es que sigues jugando. A veces me gustaría perder. Me canso... estoy cansado ya, eso es todo. ¿Sabes a lo que me refiero? Aunque Pressia lo sabe, le sorprende que el oficial diga así, en voz alta, algo tan honesto y que lo hace tan vulnerable. |
—Déjalo —dice Pressia, que tira de la escalerilla. Pero cuando pone el pie en el primer escalón, el chico le mete el papel doblado en el bolsillo. —No te hará daño. —¿Sabes una cosa? Tú también eres de una clase —dice Pressia. —¿De cuál? No sabe qué decir; nunca ha conocido a nadie como él. Los pájaros de su espalda parecen intranquilos, las alas se agitan bajo la camisa. Los ojos del chico parecen rumiar algo, la mirada es intensa. —Eres un chico listo, seguro que lo averiguas tú solito. Mientras sube la escalera Bradwell le dice: —¿Te das cuenta de que acabas de decir algo bueno de mí? Ha sido un cumplido, todo un piropo. Aquello no hace sino enfadarla aún más. —Espero no volver a verte nunca. ¿Te ha gustado ese piropo? |
—¿Cómo te llamas? —le pregunta el puro. —¿Que cómo me llamo? El chico extiende la mano recta delante de él, apuntándole con ella como con un arma, con el pulgar hacia arriba. —¿Qué haces con eso? —¿Cómo? —Vuelve a acercarle la mano—. Me estoy presentando. A mí me llaman Perdiz. —Yo soy Pressia —le dice, y a continuación le da una palmada en la mano—. Deja de señalarme ya. El puro parece confundido, pero acaba metiéndose la mano en uno de los bolsillos de la sudadera. |
Novela de ciencia ficción, escrita por Richard Matheson, en 1975 se titula: "En algún lugar del _________"