Orgullo y prejuicio

Que se puede decir que no se haya dicho ya de Orgullo y Prejuicio, para mí es una obra maestra no solo de la literatura inglesa, sino de la universal, soy una enamorada de la pluma de Jane Austen.

Es una novela que no me cansaré de recomendar, es uno de esos libros que todos deberíamos de leer una vez en la vida.

En la obra conocemos a las hermanas Bennet; Jane, Elizabeth, Mary, Kitty y Lydia. Siendo la protagonista absoluta de la historia, Lizzy, un personaje que tiene todos los ingredientes para ser una verdadera heroína, y a la que se termina adorando.

Los protagonistas de esta historia me tienen robado el corazón, se cumple mi cliché favorito “enemies to lovers”. Lizzy y Darcy, como bien dice el título, son dos personas muy orgullosas y con bastantes prejuicios, sobre todo hacia el otro. Ambos se preocupan mucho por su familia.

Lizzy, tiene una relación fraternal muy bonita con su hermana Jane, a pesar de que no se parecen en nada, ya que Jane es dulce y servicial y Elizabeth es más guerrera. Me gusta su manera de defender las cosas en las que cree, y como se comporta frente a lo que ella no considera justo. No se amedrenta ante nada ni ante nadie, y si tenemos en cuenta la época en la que vive el personaje, todavía hay que ponerla más en valor, es uno de mis personajes femeninos preferidos.

Darcy, también adora a su hermana Georgina a pesar de la diferencia de edad que los separa, y a ella le ocurre lo mismo. Me encanta su manera de comportarse, no le veo hipócrita, aunque en un principio se deje llevar por las apariencias. A pesar de ser una persona bastante sería, y aparentemente fría y sin sentimientos, a lo largo de la obra vemos que no es así, que tiene un gran corazón, y que es capaz de hacer lo que sea por los que realmente ama, y como me pasa con Lizzy es de mis personajes favoritos de la literatura.

Los personajes secundarios, al tener unas personalidades llevadas a los extremos de manera sublime por Austen, tampoco te dejarán indiferente.

Aunque si solo tuviese que escoger uno, me quedaría con el padre de las Bennet, ese humor ácido que destilan muchos de sus diálogos dan un pequeño toque de humor a la obra.

La autora, como ocurre en su primera obra, “Sentido y Sensibilidad”, vuelve a criticar de manera magistral a la sociedad inglesa de la época, pero con una mejora bastante evidente en su pluma.

En esta obra los personajes se ven más humanos, más cercanos, es más fácil empatizar con ellos.

En conclusión, no puedo parar de recomendarla, es un libro de obligada lectura, con una gran historia de amor, de esas que se cuecen a fuego lento, cosa que me encanta.