Ficción para multitudes: 33

“un uso estanco de la realidad hace que esta se convierta en una camisa de fuerza para muchos”


Friquismo es sinónimo de resistencia. Es rebeldía frente a la dictadura de la mayoría. Es protesta y contracultura. La vía de escape de aquellos que miran a su alrededor y sienten pavor o repulsa por lo que ven.
Sus militantes son creativos y disconformes, luchadores con la capacidad de crear universos propios en los que refugiarse y desde los que combatir. La fantasía es su arma, su instrumento de comprensión, crítica y respuesta, el escudo que les permite detener el impacto de lo que temen e iniciar un contraataque desde su propio terreno. Y que nadie se equivoque, no son gente tarada; son lo suficientemente lúcidos como para ver lo que los demás no ven, y lo suficientemente valientes como para resistir comentarios y miradas provenientes de aquellos con los que no encajan. Porque en muchos casos viven espiritualmente aislados, buscando su lugar, su paraíso particular junto a aquellos que reconocen como iguales. Junto a otros que también odian el orden establecido, pero temen el caos que pueda sobrevenir.


“Hay que venir al infierno para saber que el cielo es eso que nos muestra El Quijote: dos amigos, dos almas perdidas, que se muestran afecto en la adversidad”


Para Luis Artigue, poeta incluso cuando escribe prosa, abanderado del auténtico friquismo cultural y espiritual (no del producido, promocionado y rentabilizado por grandes corporaciones), Dante fue uno de los primeros friquis. Un hombre que se asomó al abismo tras ser expulsado de Florencia (su paraíso particular) y que escribió la Comedia (Divina, según Boccaccio) con el mismo espíritu de los corrosivos cómics de la contracultura más combativa. Y es que el reencuentro entre estos dos poetas sirvió de escudo al leonés en un difícil momento personal durante el confinamiento por la Covid-19. Artigue reconoció en Alighieri a un amigo que, como él, había caminado por el infierno y que le tendía la mano para que no se perdiese. Y de esa amistad, de ese sufrimiento que concluyó poniendo en alza lo positivo de la vida, nació (como juego metaliterario) esta Ficción para multitudes.

Y es que, aunque ahora mismo no lo creáis, estamos ante una obra tremendamente ácida y divertida que, mediante diálogos ágiles y repletos de referencias al mundo del cómic, nos hace acompañar a Nathaniel Mortimer en un viaje de autodescubrimiento a la vez que satiriza la sociedad en que vivimos:
Matelda Loewenstein, secretaria de dirección de Dios, es la cordura y la sensibilidad que las mujeres aportan al mundo interior de los hombres y, como buena psicóloga, sacudirá su mente hasta hacerle ver su misoginia, su odio, sus miedos y su rencor. Y en Philip K. Dick, su guía por el infierno, Nathaniel reconocerá a su igual y a su amigo. Como Luis lo reconoció en Dante.


¿Cómo de friquis sois? ¿Quién será vuestro guía cuando iniciéis el camino? Leed este libro, pensad y reíd. A veces hay que salir del paraíso para valorar lo que había en él. Tal vez, si charláis un rato con Matelda y camináis junto a Mortimer y Dick, podáis descubrir en cuál de los 9 círculos del infierno terminaréis. Es posible que incluso logréis conocer a Lucifer. Y no temáis, si no os apetece este plan, estáis a tiempo de abandonar el friquismo y así alcanzar directamente el plácido y aburrido paraíso.

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En primer lugar, quiero aclarar que, por varias razones, se trata de un texto algo difícil, tal vez dificultoso de seguir en ciertos momentos. Buscando alguna referencia a la hora de encarar esta crítica, he llegado a la conclusión de que nos encontramos ante una obra transtextual (esto es, "lo que pone al texto en relación, manifiesta o secreta, con otros textos"), incidiendo más o menos en alguno de los cinco tipos de transtextualidad que existen.

Como podéis ver, ya empieza fuerte (¿farragosa?) la reseña. Bien, como se comenta en la contraportada (en la sinopsis editorial), el protagonista muere por Covid-19 y recorre los círculos del Infierno guiado por su ídolo, el escritor de Ciencia Ficción Philip K. Dick; pero antes de eso, debe pasar una entrevista con la directora de recursos humanos del Otro Mundo. En esa entrevista irá aflorando la verdadera personalidad de Natahniel Mortimer, creador de cómics de terror de fama mundial. Las confesiones acerca de su padre, su madre, su esposa, etc., irán salpicadas de referencias a sus propias creaciones (cómo influyeron esas relaciones familiares en su obra... y viceversa), así como a obras y a autores "reales" (otra vez con la influencia que ejercieron tanto en él, como en su obra). Se va así desgranando, como digo, la verdadera personalidad a través de las múltiples capas que Nathaniel ha interpuesto entre él y el mundo real, ya sea mediante sus obras, como un humor ácido, irónico, socarrón, en ocasiones (la mayoría), negro. En estas entrevistas se juzga si puede volver a la vida (aún está "semimuerto"), o a qué parte del Otro Mundo se le destina; él desea llegar al infierno, en parte porque su obra fetiche es "La Divina Comedia" (en cualquiera de sus versiones: escrita, teatralizada, en película), que incluso él mismo adaptó, pero también en parte por el deseo de encontrar a su padre y "restregarle" su éxito.

Con todo esto, como podéis ver, queda claro el tema de la transtextualidad, en especial la metatextualidad; pero al llegar al infierno y conocer a su guía P. K. Dick, podemos decir que esto se intensifica con toda la gente (incluso algunos autores vivos, a los que conozco personalmente) a la que se encuentra, y todas las obras (igual que antes, tanto de su autoría, como del resto de personajes presentes), incidiendo en el resto de tipos de transtextualidad.

Como podéis haceros a la idea, y ya he dicho al principio, es una obra densa, basada prácticamente en los diálogos, primero con la directora de recursos humanos, y luego con Dick, plagada de referencias a libros de género fantástico, cómics, películas, series, novelas gráficas, etc. Y, cuando recorre los círculos del Infierno (aquí un rascacielos con plantas de lujo), se enmaraña un poco más cuando se va describiendo a los habitantes de cada círculo, los actos por los que están ahí, y sus relaciones. Todo ello hace que, reitero, sea una obra algo complicada, sobre todo si te faltan todas esas referencias de libros, novelas, cómics, autores, guionistas, novelistas, películas, directores, etc., que definen la personalidad y el periplo "vital" del protagonista.

Por cierto, tiene un final algo abrupto, que me ha desconcertado un poco.

Como acabo de decir un par de líneas más arriba, es complicado si no tienes esas referencias, pero por eso mismo, te gustará si entiendes de todo (o parte) mundo fantástico.
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