Un gigante, ya veréis, solitario, tacaño, egoísta y arrogante (lo tiene todo este pobre hombre, todo lo malo me refiero). Tan ensimismado está en su propio ombligo, que le prohíbe al mirlo comer las frutas del huerto, a las abejas libar las flores de su jardín, a las ardillas comer las almendras de sus almendros, y a las ranas chapotear en las aguas de su charca. Un auténtico bandido, pensaréis. Y lleváis toda la razón, pero la Naturaleza que es muy sabia le deja sin huerto, sin jardín, sin flores, sin charca... Y el viento del Norte, entonces, le pregunta: ¿Por qué no cambias Ruperto? Y Ruperto, que es gigante pero no tonto, cambia, vaya que lo hace. Tanto, que la primavera le visita llena de flores, hojas, amistad, trinos, frutos y bondad. ¿Tan difícil es entender que se consigue más por las buenas que por las malas? Una doble lección para los más pequeños: cuidar y respetar la Naturaleza que es patrimonio de todos, y utilizar la amabilidad, la empatía para tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros. ¡Más sencillo imposible!. Enlace: https://megustaestelibro.blo.. + Leer más |