Retratarte: Cuando cada mirada es una historia

El tedio es la norma en la vida, seas artista o seas soldado. El tedio es lo que domina las horas y se ve interrumpido por golpes de sorpresa que equilibran la balanza de nuestros días.

La vida es una sucesión de puertas abiertas que debemos atrevernos a traspasar sin llegar al final nunca, porque cada una de ellas amplía las posibilidades y multiplica las opciones.

De un crítico espero que hable de mi entonación, de los movimientos, de la veracidad, de si el público ha disfrutado, pero ¿de mi aspecto físico? ¿Acaso hacen lo mismo con los hombres? Seguro que no se atreven, es más fácil frivolizar con una mujer (...) Rellenita y de mejillas sonrosada, todos sabemos que las mejillas y la cintura son de vital importancia para representar a Molère.

Dentro de los retratos, son los autorretratos seguramente los más complicados, porque hay que hacer un ejercicio de desdoblamiento hasta creer que somos dos personas para no caer en la tentación de ser demasiado bondadosos o piadosos con uno.

Eres la fuerza tranquila de quien ha vivido mucho y no pasará a la historia, a pesar de que la historia sería imposible sin mujeres como tú.

Lleva razón Dalí al afirmar que deberíamos vernos más como el retrato que se podría hacer de nosotros que como somos en la vida real.

Un retrato, decía Paul Klee, es el intento de alguien por atravesar la frontera que separa lo visible , lo que está al alcance de ccualquiera que nos observe, de lo invisible. O lo que es lo mismo, salir al encuentro de aquello que permanece entre tinieblas, camuflado entre las sombras que habitan nuestra biografía.