Retrato en sepia

No sé muy bien qué siento respecto al libro, tiene cosas que me gustaron mucho, pasajes completos que me parecieron fantásticos, como todas las escenas ambientadas en la guerra por ejemplo, pero al mismo tiempo existen otros que me dejaron indiferente.

La pluma de la autora se sublime, te invita a leer de corrido y no parar, pese a eso tardé más de mes en terminar el libro y eso lastimosamente se debe a la historia.

Se supone que es una memoria, ficticia, pero una memoria en fin, Aurora, que viene siendo la protagonista, es la voz narradora pero esto no tiene sentido. Hay diálogos y todo tipo de interacciones muy íntimas que ocurrieron antes de su nacimiento que es imposible que hayan llegado a su conocimiento por más que después lo quieran justificar, este no es un punto demasiado culminante, pero me molestó bastante a medida que avanzaba.

En cuanto a los personajes, es algo similar, hay algunos que están increíblemente escritos, el mejor ejemplo de esto es Paulina del Valle, la abuela de Aurora. Es un personaje que brilla y se come por completo a todos los demás, Paulina es lo más humano de la novela; es astuta, egoísta, ambiciosa, al mismo tiempo protectora, leal, amorosa e incluso insegura; en fin, creo que se entiende el punto. Esta señora desaborda tanto carisma que opaca a todos los demás y la más afectada en este punto es Aurora. La protagonista carece completamente de personalidad, su personaje no es constante, a veces es tímida, otras no, después sí otra vez, se supone que el misterio de su infancia la marcó de por vida pero pasamos muchísimas páginas, que equivalen a años y años, sin hacer mención al supuesto trauma, en un momento nos dice que quiere desesperadamente algo que nunca antes había mencionado o dado indicios siquiera, para olvidarlo y nunca más mencionarlo unas páginas después.

La historia de cómo se dio el nacimiento de Aurora fue tan interesante que estaba ansiosa de conocerla y me decepcionó completamente.
Aquí hago un apartado para mencionar a Severo y Williams, el primero me pareció adorable y me cayó bien durante toda la novela, también me dolieron muchas de sus escenas, y el segundo fue algo más personal, soy fan de Batman y Williams me recordó tanto a Alfred que fue amor a primera vista.

En cuanto a la trama, es predecible, incluido el gran trauma de Aurora, sin embargo es aquí donde la mano de la escritora hace magia por lo que no se siente tanto y cuenta con algunas escenas grandiosas.

En conclusión, es una novela que casi me dejó indiferente, pero cuenta con suficientes elementos que la salvan de ser una mala experiencia, tuve muchos choques morales al leer, pero supongo que es normal, ya que mi cosmovisión es diferente a la de la autora, por lo que no suma mucho a mi percepción general del libro. Es el primero que leo de Allende y sé que es una especia de puente entre La Hija de la Fortuna y La Casa de los Espíritus, por lo que seguramente pronto leeré las otras dos novelas.