Ríos de Londres

Una noche de fiesta
Peter y Lesley están en su última guardia de prácticas antes de ser asignados a su unidad definitiva en la policía de Londres. Lesley conseguirá lo que quería, Homicidios, pero Peter… es demasiado despistado, así que encargarse del papeleo en la oficina es su mejor opción según su superior. Sin embargo, para Peter aquella guardia será su salvación, al fin y al cabo, no siempre se topa uno con un fantasma.
De esta manera nuestro protagonista conoce al inspector Nightingale y comenzará su vida en la unidad especial, es decir, la encargada de los delitos en torno a la magia. Comienza una historia donde nos adentraremos en una narración divertida que bebe de todo lo más típicamente inglés y de las claves contemporáneas de entendimiento del mundo. Pero en toda novela policíaca, lo importante es el caso y en este sentido encontraremos un caos que va muy bien con la problemática.
En esta primera entrega, concretamente, los ríos de Londres, presentes y ausentes, tendrá un papel clave en la gestión y protección de la ciudad, siendo Nightingale y Peter Grant el enlace entre esas fuerzas y el día a día londinense. Y, sin embargo, ellos y ellas no serán el caso principal de nuestros detectives, que tendrán que averiguar qué causa sobrenatural está causando una oleada de violencia en una zona concreta de Londres.
Comienza el desmadre
Aquí es donde empezamos con el intricado de la novela. En primer lugar, y como en todas las novelas de investigación, tendremos a «la fuerza del orden» que en este caso tiene que aparentar normalidad, a ella pertenece Lesley May. Después, tendremos a los verdaderos investigadores del caso, que aparte de investigar de tapadillo e intentar que la magia no sea algo más patente en la sociedad, están liados con el adiestramiento de Peter Grant. Aquí encontramos a Nightingale, a Peter y a una serie de personajes que, entre la alegoría, la historia y los seres que ya conocemos, nos harán platearnos en dónde reside la magia y cuánto depende de la creencia.
Pero el lío no para aquí. Peter es un personaje que está dentro del arquetipo de pringao. Es muy curioso cómo se plantea en la novela, porque no deja de serlo en ningún momento: todos los planes le salen mal, sus experimentos parece que no llevan a ningún sitio y el no es del todo consciente de que esto es así. Sin embargo, tampoco el lector termina de verlo así. Es muy interesante cómo la idea de fracasado o de persona poco brillante depende tanto de cuál sea nuestro punto de partida. En la novela aprendemos que, si cambiamos de perspectiva, Grant no es un simple que se despista con todo, sino alguien que analiza el mundo de otra manera. Eso sí, que se tiene que ir poniendo las pilas y aprender todo lo que le queda, también.
Reunión de conocidos
La verdad es que ha sido una lectura muy entretenida. Más allá del caso en sí, el estilo destaca por ser personal, pero también por todo lo que une en sí. Por momentos me recordaba al humor empleado por Partchett, sin llegar a los niveles de sublimidad de este. Pratchett, al final, para poder cuadrar ese chiste y crítica constante, creó un mundo con las coordenadas necesarias. En el caso de Aaronovitch, nos situamos en el Londres actual, por lo que la comedia y la crítica se hacen sobre un sistema que conocemos y sobre el que ya podemos tener opinión.
No obstante, lo logra y crea, además, un Londres mágico, donde la historia de la ciudad cobra nuevo sentido con el que se disfruta muchísimo. Con él, además, nos acercamos a otro autor Neil Gaiman, gracias a esa especie de animismo que rodea a ambos y que nuestro autor ha sabido dotar de personalidad propia (ojalá existiera el culto a las deidades de los ríos londinenses).
Pero, además, este es el primer tomo de una serie de novelas cuyo hilo conductor es el detective Peter Grant. Sin embargo, al más puro estilo Sherlock de lo sobrenatural, cada una de ellas será autoconclusiva y presentará un caso diferente del protagonista. Cierto es que, en su conjunto y ordenadas, a lo largo de todas las novelas de la serie podremos ir viendo la evolución del detective, pero, como decía, esto no impide disfrutar de los tomos de manera individual.
El fantasma ataca de nuevo
Con este sincretismo, la verdad es que algún pero debería ponerla la obra, ¿no? Este reside en algo que no es culpa del autor, sino de los lectores que acudimos a ella. Es cierto que, a pesar de que la novela entretiene, divierte y engancha, quizá tenga un problemilla para aquellos que no somos londinenses. Las referencias a la historia de Inglaterra, las calles de la ciudad y los juegos de palabras y situaciones basados en la cultura británica muchas veces se nos pueden escapar. Es verdad que la edición de Oz presenta unas estupendas notas de la traductora que nos ayudan con estas referencias, pero en cuanto a la descripción del callejero de Londres creo que poco se puede hacer y esta cansa un poco si no conoces la ciudad. En cualquier caso, en sí, no es problema de la novela como he dicho antes, está dirigida a un público y esos lectores seguro que la disfrutan al cien por cien.
Un nuevo detective
El protagonista no es un Sherlock, a pesar de que tenemos recuerdos de él, el autor no es un Pratchett, aunque el humor impregna la obra, y el mundo no es obra de un Gaiman, pero, ay, con estas deidades si existieran; y, sin embargo, nos encontramos ante una narración innovadora, que se disfruta y que engancha.
Este primer tomo es una historia donde conocemos el origen de Peter, su personalidad y su modus operandi y, sin embargo, nos queda muy claro que hay muchísimo más de este Londres mágico. Yo espero descubrirlo dentro de muy poquito y espero que vosotros también os animéis con él. Espero que os guste.

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