La sanción de Loo

Trevanian y Stephen King son referencias inmediatas ,para mi de deleite literario.

Aunque el estilo y la temática son absolutamente dispares.

En el caso de King, el lenguaje llano, directo, para redondear frases contundentes, las referencias populares, el terror como premisa, y sus finales que resultan chatos en muchas ocasiones me satisface plenamente su lectura.

Trevanian, con un estilo nada discreto, un lenguaje “ escogido” y su prosa redundante hiperbólica, el puntualizar las conversaciones como florituras, las intrincadas referencias , así como su escasa producción literaria siempre me resultan más que atractivas.

En esta historia, ( continuación de Sanción en el Eiger) el uso de la ironía, los juegos verbales, en contraposición con su precuela, son más que redondos para colocar a un asesino por encargo oficial , experto en arte y profesor universitario procedente de America en la flemática y fría Inglaterra. Para evitar que ciertos secretos sean revelados, lo que le lleva desde el rigor eclesiástico hasta el boato libertino de los exclusivos clubes de “ perversion” .

Ornamentado con el exceso descriptivo de excesos en todos los sentidos, y excesos de los sentidos. Algo similar a un muy temprano Robert Langdon, con un poco más de cache.

Trevanian, escritor “ oculto” casi desconocido hasta las postrimerías de su vida. Espía entre los escritores de espionaje. Con un estilo que me envuelve y cautiva,

La sanción del inodoro de ninguna manera se va por el mismo….