Adoro los cuentos, y cuando te enseñan cosas tan bonitas como que a veces los adultos también mienten y ocultan cosas, para aliviar la carga de un niño, es para elogiar. Es un cuento donde prevalece la sensibilidad por hacerse valer y hacer respetar nuestras opiniones, seamos pequeños o no, puesto que todos tenemos derecho a estar donde pertenecemos y luchar por ello, solos o, mejor acompañados. Me ha parecido una historia sensible y adecuada para contar a nuestros pequeños, y recordarles a los adultos que alguna vez también fueron niños |