“Una mujer puede hacer infinitas cosas, pero, si no tienen un amor, socialmente será reconocida como vacía, como sujeto incompleto”. Una interesante y moderna reflexión sobre el amor y las relaciones interpersonales en el siglo XXI. Si bien Tamara Tenenbaum aborda el tema desde una perspectiva feminista, lo cierto es que muchas de sus reflexiones y comentarios pueden resonar en una población más amplia, ya que dialoga sobre el matrimonio, las relaciones amorosas y la creciente importancia que nuestra sociedad, a través de las redes sociales, le da a la juventud y la belleza. No hay duda, las mujeres siempre tendremos la carga más pesada en cuanto expectativas -la soltería, la sexualidad, la maternidad, el envejecimiento, pero este texto creo que seria muy útil para ambos sexos. Vivimos en una sociedad que, aunque en apariencia es más progresista, sigue cargando con ideas del pasado, y más cuando se trata de grupos minoritarios. Tenenbaum es argentina pero nacida en una comunidad judío-ortodoxa en Buenos Aires. Sin embargo, el libro abre con una comparación de la autora entre su comunidad y la comunidad que vio en Nueva York en una visita, en donde las mujeres tenían incluso menos derechos que los que ella tuvo. La libertad que le dio su familia le resultó fundamental para cuestionarse muchos de los preceptos de la religión lo cual la llevó a seguir una vida secular, sin que ello marcara el rompimiento con su familia. Desde entonces, comenzó a reflexionar sobre el papel de la mujer y las expectativas, dándose cuenta que, incluso fuera de una comunidad tan tradicional en donde ella nació y se educó, existían muchos prejuicios y tabús sobre la mujer -su sexualidad, su placer, sus decisiones. Son cosas de las que no se habla, y si se habla, se acerca uno peligrosamente al libertinaje. El fin del amor me ha resultado un texto fresco, moderno, que invita a continuar cuestionándonos muchos de los prejuicios que cargamos. En particular aprecio el planteamiento de cómo vemos el canon de belleza y la necesidad, sobre todo para las generaciones más nuevas, de no dejarse llevar por imágenes que al final son resultado de filtros y operaciones no realistas. Es muy difícil, pero mientras no sigamos repitiendo el mensaje, no lograremos que sea escuchado. Asimismo, es importante rescatar la idea que la soltería no es el fin del amor -hay muchas maneras de amar y sentirse amado que no tienen que ver con el amor romántico. + Leer más |
Esta novela narra el tránsito a la madurez de una chica que creció en una comunidad judía ortodoxa hasta que una mañana de invierno, en el barrio porteño de Once, una bomba hizo estallar todas sus certezas. Desde el padre muerto en el atentado en adelante, los hombres en esta novela aparecen en segundo plano, como afantasmados.
Las mujeres, en cambio, poseen la fuerza y la determinación de quienes tienen que salir adelante solas, con las limitaciones impuestas a su género por el medio en que se mueven. Pero la protagonista no está dispuesta a aceptar mandatos que, a medida que crece, se le vuelven cada vez más absurdos. Cree, como su madre, que la única manera de asegurarse de que algo se haga bien es hacerlo ella misma y esa es su única religión.
Tamara Tenenbaum narra una historia personal que es también generacional, atravesada por una tensión latente que moldea todos los vínculos. Mediante un estilo seco, irónico, con ramalazos de humor negro, la autora describe el clima de su infancia y su adolescencia dentro de la ortodoxia, y su ruptura simbólica y real con ese origen en busca de horizontes menos asfixiantes. Esa búsqueda traerá la promesa de la libertad sexual y del amor, pero también el desconcierto, la inadecuación a un mundo que ya no viene diseñado de antemano.