Libreria De Porrua Hermanos Y

Un libro muy bonito cuya lectura es diferente para cada persona y cada momento. Muchos dicen (con razón) que no es un libro infantil, y sin embargo a los niños les gusta y le dan su propia interpretación. Si lo lees después de varios años, es muy probable que le encuentres mensajes e ideas que no habías contemplado en otro momento.

"Hamlet" de William Shakespeare se erige como una joya literaria sin parangón, trascendiendo las barreras temporales y culturales. Nos sumerge en una trama inquietante de venganza, traición e introspección existencial. Este clásico icónico ahonda en las complejidades laberínticas de la mente humana, dejando una huella imborrable en aquellos afortunados lectores que se aventuran en sus páginas.



En los fastos pero traicioneros salones de la corte danesa, "Hamlet" nos lleva de la mano de un atormentado príncipe cuyo mundo se sacude ante el impactante secreto revelado por el fantasma de su padre: el rey fue asesinado por su propio tío, ahora coronado. Consumido por el dolor, la ira y la confusión moral, Hamlet emprende un viaje en busca de justicia que se transforma en un profundo viaje hacia su propio ser.



Más que una simple tragedia de venganza, "Hamlet" es el gran drama de la duda, presentando a Hamlet como un héroe del pensamiento antes que de la acción. Sus largos monólogos son el reflejo de su constante reflexión y cuestionamiento. En este sentido, me siento especialmente conectada con el personaje, pues como él, a menudo me encuentro enredada en mis propias reflexiones. Desde mi perspectiva, toda la obra se desenvuelve en el intrincado paisaje mental del príncipe Hamlet. De hecho, una de las líneas que más me impacta es cuando Hamlet, dialogando con Rosencrantz y Guildenstern, compara su país con una prisión. Rosencrantz lo desafía, sugiriendo que está atrapado en su propia mente a lo que Hamlet responde:



"Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y considerarme un rey del espacio infinito, si no fuera porque tengo malos sueños".



Por otro lado, Claudio me resulta un personaje fascinante, enmascarando su verdadera naturaleza ante los demás, pero revelándola en sus soliloquios internos, permitiéndonos así adentrarnos en la psicología de un asesino. Sin entrar en demasiados detalles sobre los otros personajes, debo decir que están magistralmente delineados y presentan una amplia gama de personalidades. Polonio, el chismoso y torpe; Ofelia, la dulce y obediente; Laertes, el decidido joven, todos contribuyen a enriquecer la trama. Asimismo, resulta intrigante observar la idealización del difunto rey por parte de Hamlet y los paralelismos entre él y otros personajes, así como sus reflexiones sobre el teatro y las consideraciones éticas.



Lo que hace único a "Hamlet" es la habilidad singular de Shakespeare para explorar las profundidades de las emociones humanas. La lucha interna de Hamlet, sus dilemas existenciales y el peso de sus responsabilidades resuenan en los lectores a lo largo de los siglos. Sus soliloquios, especialmente el famoso "Ser o no ser", se han convertido en reflexiones eternas sobre la vida, la muerte y la esencia de nuestra existencia.



A medida que el drama se desarrolla, "Hamlet" aborda temas universales como la traición, la familia y el abuso del poder, provocando reflexiones y debates sobre la complejidad del comportamiento humano y las consecuencias de nuestras acciones. Es una obra de excesos, con un héroe filosófico, una obra dentro de otra obra y un saldo de muertes que convierte el escenario en un verdadero campo de batalla.



No me queda más que alentaros a sumergiros en el mundo de "Hamlet" y ser testigos del poder insondable de las emociones humanas y del eterno atractivo del genio poético de Shakespeare.