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La Medea de Christa Wolf es una de las pocas aportaciones femeninas en pro de una dignificación de esta figura de la tradición clásica, ya mítica. Desde Hesíodo, Herodoto, Eurípides, pasando por Séneca, hasta la contemporaneidad, se acostumbraba a presentar a Medea en clave misógina, dentro de un contexto cultural que abarca ya más de 2.500 años, ligada siempre a una concepción patriarcal de la sociedad. Salvaje, seductora, rebelde, extranjera, siniestra, malvada, perversa, soberbia, prófuga, celosa, impredecible, difícil de someter, desmedida, transgresora, vengativa, hechicera, asesina, infanticida… Así es la Medea clásica que ha alimentado el imaginario de la sociedad occidental. Afirma el antropólogo Julio Caro Baroja que Medea es uno de los arquetipos de la tradición grecolatina de los que se alimenta la figura literaria de la bruja. Desde múltiples categorías artísticas, autores como Corneille, Wilhelm Gotter, Maximiliam Klinger, Grillparzer, Anouilh, entre otros, no han hecho más que reforzar esa concepción misógina, salvo algunas excepciones, como la de Chaucer en el siglo XIV , la de Christine de Pizán en el siglo XV o las creaciones de autoras contemporáneas como Franca Rame, Helga Novak, Ursula Haas, Grazia Verasani, Elena Soriano o la misma Christa Wolf. Wolf escribe «Medea» en 1988 y la publica en 1996, bajo la presión de una parte de la crítica literaria, que la acusaba de ser afín al régimen dictatorial de la extinta República Democrática Alemana, a pesar de su oposición a la censura intelectual del régimen y a su compromiso con las víctimas de la represión. La autora alemana reproduce en su novela toda la secuencia de complejidades que desembocan en la tragedia griega, pero reescribiendo la historia desde el punto de vista de cada personaje. Es la suya, por tanto, una novela coral, polifónica. La Medea de Christa Wolf es una desmitificación, una deconstrucción y al mismo tiempo una dignificación del mito, que demuestra la inocencia de Medea ante todas las acusaciones con las que la narración oficial de la sociedad patriarcal ha estigmatizado su figura. Todos los elementos mágicos que aparecen en la Medea hechicera de la tradición grecolatina, son presentados de forma racional en la de Wolf, célebre por ser la primera representación de la figura clásica que no asesina a Glauce, ni a Creonte, ni a sus propios hijos. La Medea de Wolf es una mujer sabia, obsesionada con la verdad y que se sacrifica por ella en vano, condenada por el veto que le imponen los vencedores, la sociedad dominante y patriarcal. La Medea de Wolf refleja a la perfección el enfrentamiento de dos formas de pensar divergentes que entraron ya en conflicto en la antigüedad clásica, la del patriarcado emergente, misógino y dominante frente al pensamiento chamánico, matrilineal, inclusivo y solidario. Sigue mis reseñas en: Enlace: https://librosmagazine.wordp.. + Leer más |
Latinoamericana y extraterritorial a su vez, el cuenco de plata edita narrativa, teatro, cine, teoría y ensayo en un catálogo de largo aliento en clásicos contemporáneos.
Fue fundada en 2003 en Buenos Aires, bajo la dirección de Edgardo Russo (1949-2015).
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La historia de una familia contada desde cada uno de sus integrantes. Y, cada uno de ellos lo hace tratando de zafar de lo inexplicable y buscando la inocencia (que ninguno tiene, claro) Y cada punto de vista se va cruzando con el resto en puntos comunes a todos. Cuatro en lugar de cinco estrellas porque, en ciertas vueltas, me perdí. Así y todo, muy recomendable. |
