Entrevista a Alex Chico a propósito de la publicación de su primera novela Un final para Benjamin Walter, publicada por Candaya
Cuéntanos un poco sobre el germen de esta novela ¿por qué Walter Benjamín?
Muy cerca de Barcelona, ciudad en la que vivo, existe un pueblo llamado Portbou, en la frontera entre España y Francia, en el que sucedió algo que no estaba del todo resuelto: la muerte de Walter Benjamín. El origen de este libro era averiguar, con toda la ingenuidad del mundo, qué había sucedido en sus últimas horas con vida, la teoría oficial es el suicidio pero hay otras especulaciones, si fue asesinado por los nazis, o por la gente del régimen estalinista, no se sabe. Fui a Portbou con la intención de escribir algo parecido a una novela policíaca solo que no tengo la formación, las lecturas ni la intuición de un autor de novela negra, entonces la idea se fue transformando en otra cosa. Fui buscando a Walter Benjamín y me acabé encontrando un pueblo sobre el que escribí. La razón por la que seguí con el libro fue lo que me iba transmitiendo este lugar.
Precisamente, Portbou comienza como un escenario pero termina siendo algo mucho más profundo, algo que mueve a este narrador protagonista ¿qué pasa con este pueblo en la novela?
Portbou, efectivamente, dejó de convertirse en un escenario colateral para convertirse en uno de los personajes fundamentales del libro, un protagonista. al principio era solamente un decorado, el foco estaba en Benjamín, Portbou no era más que una capa accesoria, sin embargo el lugar fue adquiriendo una dimensión absolutamente trascendental a la hora de continuar el libro porque me encontré una serie de cosas allí que, de alguna manera, me hicieron pensar que el objetivo que yo traía no era ese, si no otro, que a veces uno busca algo pero encuentra otra cosa completamente distinta.
¿Qué fue eso que encontraste?
Una de las cosas fundamentales fue encontrarme con un monumento que sirve como memorial a Walter Benjamín construido por un artista israelí llamado Dani Karavan que es la imagen que aparece en la portada del libro, encontrarme en ese escenario, la sensación de cruzar ese pasillo que baja hacia el mar fue muy grande, muy magnética porque me hablaba de un pasado reciente, tenía la posibilidad de estar convocando un montón de historias previas a la mía y eso me encantó. Luego hay otros lugares que me dejaron mucha huella como la frontera, una frontera abandonada, en ruinas pero no demolida, un tipo de construcción en la que es muy sencillo evocar lo que ocurrió unas cuantas décadas atrás.
Benjamin para ser el tema de este libro pero también funciona como pretexto para reflexionar sobre el exilio, el desarraigo, sobre el paso del tiempo ¿son estos temas que repasas en tu escritura?
Es verdad que Benjamin es fundamental en la novela, no tanto por su presencia, sino porque creo que es una novela muy benjaminiana, en temas, en estructura, en mezcla de géneros, etc. Por otro lado, uno de los temas de este libro, entre otros, era la revisión del pasado porque me di cuenta de que leer el pasado te permite descifrar ciertas claves en el presente, lo que callamos, lo que no callamos, el discurso que genera el silencio, ese pasado que te está interpelando lo que queremos ser como sociedad, como cultura, como política.
En relación justamente al pasado, tú, al final del libro escribes ¿de verdad confías en la literatura como un medio para rectificar el pasado?
Esa es una pregunta no resuelta. Tiene que ver con otra cosa que me he planteado muchas veces de como el lenguaje es una herramienta insuficiente, de cómo la literatura puede ser un medio defectuoso porque nunca, nunca llegamos a narrar todo lo que nos sucede o nos ha sucedido, eso me genera cierta impotencia. Puede ser frustrante transformar en lenguaje una experiencia a veces tan íntima a la que no llegamos a acceder del todo, es un tema que no creo que resuelva en la vida, quizá gracias a eso uno escribe.
Estamos ante una novela que se puede leer también como un diario, como una crónica de viaje ¿fue intencional la escritura sin delimitación de género?
Yo creo que no fue intencional pero sí que era algo que quería escribir hace mucho tiempo. A lo mejor no lo planifiqué pero tenía interiorizada esa forma de narrar. La narración iba a seguir una estructura más o menos tradicional, la de una novela negra, pero luego, este otro tipo de escritura se terminó imponiendo y me sentí muy cómodo así, escribiendo capítulos cortos, intentando volcar un montón de géneros literarios que tenía a mi alcance. Aparte de esto, siempre he creído que lo que deberíamos aspirar como escritores no es tanto que nuestros libros llenen una parte de una estantería si no que un libro nuestro sea capaz se saltar de estantería en estantería, poner a prueba al librero y ver dónde sitúa una obra tuya, que sea el lector el que adopte un papel más activo y decida lo que ha leído.
Este libro también es una reflexión sobre el viaje, sobre la caminata y el paseo ¿Qué representa esto para ti?
Todo. Absolutamente todo. La idea del flâneur aplicada a la literatura para mí tiene un papel absolutamente fundamental, es donde sucede buena parte de lo que escribo, las primeras ideas o manuscritos mentales de los libros, caminando, paseando, asociando un lugar con otro, superponiendo planos, combinando tiempos. Me encantaría llevar a la literatura lo que supone para mí el paseo. Y el viaje por supuesto, es un tema que me interesa mucho en sí y por la cuestión del desarraigo, del movimiento. Son el verdadero motor de mi escritura, sin lugar a duda.
¿En qué proyecto literario estás trabajando actualmente?
Aparte de escribir poesía y crítica, me hallo en varias cosas, una de ellas, la más avanzada es una historia sobre migración, un tema que me interesa mucho porque vuelvo hablar del lugar, del pasado, de cómo tratamos el pasado a partir de una figura querida pero ausente en mi vida que fue mi abuelo, una persona que murió dos años antes de que yo naciera. Fue un emigrante del sur de España, de un pueblecito de Granada que como muchos españoles, durante los años cincuenta y sesenta, tuvo que migrar por Europa y fue otro pequeño pueblo entre Francia y Bélgica donde pasó algunos años, intento reconstruir no solo su vida allí, sino lo que debió sentir mi padre al carecer del suyo, los juegos que tuvo que inventarse para suplir esa ausencia, lo pronto que hemos olvidado a todos estos emigrantes al tratar tan mal a los emigrantes que tenemos en la actualidad, me planteo cómo se puede amar a alguien a quien no conociste y vuelvo a la idea del pasado que nos da claves para entender el presente.
Alex Chico y sus lecturas
¿¿Qué libro te incentivó a escribir?
La infancia de un jefe de Sartre, llegó en una época de mi vida en la que no leía nada, tenía quince años y me impresionó, pensé en que me encantaría transformar todas esas sensaciones propias de la edad desubicación, soledad, incomprensión, a través de la escritura.
¿Qué autor te pudo provocar dejar de escribir? (por su calidad indiscutible)
Si W.G. Sebald y Patrick Modiano hubieran escrito un libro juntos yo no hubiera escrito. Siempre he dicho un poco en broma que me encantaría escribir el libro que estos autores hubiesen escrito juntos. Menos mal no lo han hecho con lo cual aún tengo una posibilidad de seguir escribiendo.
¿Cuál fue tu primer descubrimiento literario?
A mí me impulsó mucho un poeta extremeño que se llama Álvaro Valverde , su poesía me marcó muchísimo.
¿Algún libro que relees con frecuencia?
Hay algunos libros a los que les tengo mucho cariño. Me gusta mucho leer la poesía de Adam Zagajewski, de Charles Simic, la poesía de Wisława Szymborska, a sus libros vuelvo con frecuencia, son autores con los que me siento en casa.
¿Hay algún libro que te avergüenza no haber leído todavía?
Rojo y Negro, por ejemplo. Tal vez no he leído como conviene a algunos de los clásicos o canónicos.
¿Qué clásico consideras que ha sido sobrevalorado?
Un autor que esté en el canon y que a mí me parezca sobrevalorado sinceramente no podría decirlo.
¿Tienes una cita literaria de culto?, ¿cuál es?
Alvaro Valverde tiene una cita que dice «una ciudad es todas las ciudades», después de leer esto configuré la mirada de las ciudades relacionando unas con otras.
¿Qué estás leyendo actualmente?
Estoy leyendo a autores que no conocía como Daniela Alcívar Bellolio y su libroPararrayos. Pienso que es un libro que pude haber escrito yo, es una autora ecuatoriana que en esta novela presenta escenarios totalmente ajenos a mí pero que, sin embargo, dialogan conmigo. Me está encantando.
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Un final para Benjamin Walter de
Alex Chico publicado por
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