Párpados de Toni Quero
A veces me cuesta abrir los ojos, mantenerme despierta, como si cientos de caballos me golpearan sobre los párpados.
|
Párpados de Toni Quero
A veces me cuesta abrir los ojos, mantenerme despierta, como si cientos de caballos me golpearan sobre los párpados.
|
El cielo y la nada de Toni Quero
GOOGLE MAPS Ya no es posible viajar a lugares remotos, entendedme bien, no soy un aventurero, hablo de encender el ordenador y encontrar cartografiado cualquier accidente geográfico: el relieve de aquel albergue de montaña donde el granizo maltrataba las tejas o el desnivel de esa calle cerrada donde nos refugiábamos al caer el día. Ahora el mundo no muere en aquella esquina. Hoy puedo ver los muros de tu casa, que también fue la mía, quién sabe si aún no estaremos dentro, pero no puedo penetrar en ella, ni en los rincones que habitamos. Tal vez deslizando el cursor por la ventana acceda de nuevo a aquellas vidas, en la que era incapaz de separar nuestros libros y tus latidos alteraban las señales de radiofrecuencia, para trazar minucioso los mismos planos: el edificio de enfrente mantendrá el andamio, las obras del colector permanecerán inacabadas y al anochecer, cuando invadas sonriente mi lado de la cama, saldré a sabotearlas, porque mientras duren nada de esto habrá ocurrido. + Leer más |
El cielo y la nada de Toni Quero
Nirvana Me he descubierto tantas veces siendo yo el que más ama, atravesado de alfileres sobre un corcho olvidado junto a fotografías tomadas en ciudades remotas, vértebras del esqueleto del mundo donde amanecíamos radiantes o durmiendo al raso bajo una rodaja de luz, que ya puedo calibrar mi dolor con la precisión de un alquimista. Sé de lo que hablo: desprender la horquilla y provocar tormentas eléctricas, caminar en paralelo por la vía del tren y patear los dos la misma lata, desplazando la vida siempre hacia delante, prestar mi camiseta para que duerma con el logo de Nirvana arqueado sobre el pecho y sangrarnos las encías sobre la pulpa de una manzana. Hacer un fundido en negro en mi vida y aparecer sonriente unos meses más tarde, saludarla al descuido: hola, cómo te va, y decir te equivocaste, sí te equivocaste, aunque sepas que es mentira y seas tú quien duerme hecho un ovillo, mientras volteas de nuevo las fotografías y acumulas recuerdos en un cajón apartado. + Leer más |
Fue publicada en ...