Una educación de Tara Westover
Las voces pedían a mi madre que esperase en cuanto admitía que ignoraba mi fecha de nacimiento. La pasaban a los superiores, como si el hecho de que desconociéramos en qué día había nacido yo deslegitimara por completo la idea de que tenía una identidad. Era como si dijeran: "sin fecha de nacimiento no puede ser una persona". Yo no entendía por qué no. Hasta que mi madre decidió inscribirme en el registro civil, nunca me había parecido extraño ignorar mi fecha de nacimiento.
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