La hija de la diosa de la luna de Sue Lynn Tan
... había hecho todas esas cosas a pesar de lo mucho que me asustaban. Porque no hacerlas me aterraba aún más.
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La hija de la diosa de la luna de Sue Lynn Tan
... había hecho todas esas cosas a pesar de lo mucho que me asustaban. Porque no hacerlas me aterraba aún más.
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La hija de la diosa de la luna de Sue Lynn Tan
... no todas las batallas se ganaban empleando la fuerza bruta: a veces era el agua la que conseguía desgastar la piedra.
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La hija de la diosa de la luna de Sue Lynn Tan
Todos tenemos nuestros probelmas; algunas personas son como un libro abierto mientras que otras ocultan mejor sus sentimientos.
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La hija de la diosa de la luna de Sue Lynn Tan
Cuando el frente de batalla queda trazado, debes proceder sin miedo.
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La hija de la diosa de la luna de Sue Lynn Tan
Cuando las emociones nos nublan el juicio, el caos no tarda en hacer acto de presencia.
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La hija de la diosa de la luna de Sue Lynn Tan
Él había afirmado que se preocupaba por mí, y luego tomó todo lo que yo apreciaba. Si este era su amor, yo no lo quería.
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La hija de la diosa de la luna de Sue Lynn Tan
No me lamentaría por lo que había perdido y era imposible recuperar.
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La hija de la diosa de la luna de Sue Lynn Tan
... el amor no tenía fin: era algo que crecía y se renovaba sin cesar, se expandia hasta abarcar cada nuevo horizonte.
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La hija de la diosa de la luna de Sue Lynn Tan
Todo el mundo tiene sus propios problemas; algunos los dejan al descubierto, mientras que otros los ocultan mejor.
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La hija de la diosa de la luna de Sue Lynn Tan
Deberíamos apreciar la flor, independientemente de sus raíces.
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La hija de la diosa de la luna de Sue Lynn Tan
Me di cuenta de que a nuestros caminos los forjan las decisiones que tomamos, tanto si aprovechamos una oportunidad como si la dejamos escapar. Tanto si nos dejamos llevar por los cambios como si permanecemos en el mismo lugar.
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La hija de la diosa de la luna de Sue Lynn Tan
No había buscado el amor. Había vivido una vida plena sin experimentar tal sentimiento. Y aun así, me había tomado por sorpresa, invadiendo mis sentidos como un sutil aroma, hasta que descubrí la belleza de una flor caída y el placer de una tormenta.
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