Ni dulce ni amargo de
Sarina Bowen
-Queríendote me cuesta pasar por alto que he estado solo, que tal vez me haga falta algo más que catorce horas al día de trabajo duro y una cama en el barracón. Te necesito a a ti en mi cama, en mi cocina....
Resoplé. Mi madre habría montado una intervención femenina si hubiera odio aquello.
Griff negó con la cabeza.
-Me he expresado mal, pero siempre que te veo en mi cocina pareces la más feliz del mundo. Sonríes y tienes una mirada... Estas en su salsa. Es agradable. Me dan ganas de cargarte a hombros y capturarte.