Luna de verano de Robyn Carr
—No dejes que nadie te diga lo que tienes que sentir, Erin. Si lo que te gusta es trabajar, ¡trabaja!
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Luna de verano de Robyn Carr
—No dejes que nadie te diga lo que tienes que sentir, Erin. Si lo que te gusta es trabajar, ¡trabaja!
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Luna de verano de Robyn Carr
Intenta conseguir algún libro con una portada en la que salgan un chico y una chica abrazados. O una chica con un vestido de baile muy escotado. O con zapatos de tacón de aguja. No te volverás más lista, pero no podrás parar hasta llegar al final.
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Brisas de noviembre: Virgin river de Robyn Carr
—Tú lo tenías todo bajo control, y además tenías razón: yo habría reculado. Ellie, tarde o temprano vas a tener que aceptar lo lista que eres.
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Brisas de noviembre: Virgin river de Robyn Carr
¿Sabes de qué me he dado cuenta? De que eres lo malo conocido.
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Brisas de noviembre: Virgin river de Robyn Carr
—En una cosa tenías razón, Franci: los dos hemos cambiado mucho estos últimos años, y yo voto por no volver atrás.
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Brisas de noviembre: Virgin river de Robyn Carr
El error de partida fue estar juntos. Él decía siempre que no quería casarse, ni tener familia. Y yo que eso era lo que quería, cuando pasara un tiempo.
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A este lado del paraíso: Virgin river de Robyn Carr
—Estoy muy orgulloso de ti, Ellie. No te has dado por vencida. Hércules Baldwin, ésa eres tú —dijo, y sonrió.
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A este lado del paraíso: Virgin river de Robyn Carr
—Me recuerdas a la historia del hombre y la inundación. El agua inunda su casa y él se queda en el tejado. Pasa una barca y él dice: «No os preocupéis, Dios se ocuparé de mí. Id a salvar a otros». Poco después, mientras sigue subiendo el nivel del agua, pasa otra barca y él dice lo mismo. Al poco rato está encaramado a lo alto de la chimenea y un helicóptero le lanza una cuerda. «No os preocupéis por mí», grita. «Dios se ocupará de mí». Naturalmente, el muy necio se ahoga. Y cuando se encuentra con Dios, le suelta: «Creía en ti, confiaba en ti, ¿por qué no me salvaste?». Y Dios dice: «Mandé dos barcas y un helicóptero. ¿Qué más quieres?».
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A este lado del paraíso: Virgin river de Robyn Carr
Busco una pasión insoportable, eterna, irrompible, profunda y que dure toda la vida. El amor a la enésima potencia.
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A este lado del paraíso: Virgin river de Robyn Carr
Mi abuela solía decir que no se necesita mucho dinero para tener una vida plena. Lo único que hace falta es una mucha imaginación, algunos libros y una actitud positiva. Los libros son gratis en la biblioteca, pero la imaginación hay que ejercitarla.
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A este lado del paraíso: Virgin river de Robyn Carr
Noah, en cambio, contaba entre sus amigos, de momento, con un barman, una stripper, un cocinero y una matrona. Por primera vez desde hacía mucho tiempo, su vida le dejó buen sabor de boca.
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A este lado del paraíso: Virgin river de Robyn Carr
—Mel —dijo él con voz queda—, eres una auténtica misionera. —No. Sólo intento echar una mano a esa gente. —Eso es lo que hacen los misioneros. |
A este lado del paraíso: Virgin river de Robyn Carr
—Que no hagas el amor con tus problemas: nunca te dan la satisfacción que les das tú. Y que los problemas no valen ni el papel en el que están escritos, pero que aun así anotarlos puede ayudarte a resolverlos. Y que Dios te respeta cuando trabajas y te ama cuando bailas. Puede que eso último me haya metido en este lío.
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A este lado del paraíso: Virgin river de Robyn Carr
—No se puede intentar. Intentar es una lucha y hacer es una acción. El acto de intentar no se puede ver. Lo que sí se ven son los resultados de lo que se hace. Intentar produce estrés porque no sólo tienes un problema, sino que además te cargas de frustración al ver que no desaparece sólo porque tú quieras. Es como si te dicen que no pienses en elefantes rosas. Imposible. Lo que tienes que hacer es parar. Decirte a ti mismo: «Se acabó, por ahora». Irte mentalmente a otro sitio y concentrarte en una escena apacible. Respirar hondo. Relajarte. Cambiar tu estado mental. Hace falta práctica, pero con el tiempo se vuelve más fácil.
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A este lado del paraíso: Virgin river de Robyn Carr
—No eres la única que tiene preocupaciones, ¿sabes? —dijo Noah, a la defensiva. —Todo el mundo las tiene. Los ricos, tantas como los pobres. Y los sanos tantas como los enfermos. La vida está llena de ellas. Hay que aprender a tomárselas con calma, no a quedarse toda la noche en vela, dándoles vueltas. |
A este lado del paraíso: Virgin river de Robyn Carr
Creo que la gente que hace daño a los niños arderá en el infierno.
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¿Cuál es el órgano que trasplantan a Cora?