Ophelia y el sueño de cristal de Paula Gallego del Hoyo
Algo entre los dos, unas raíces doradas e inexplicables, crecían y se estiraban mientras aprendimos a confesarnos secretos sin voz.
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Ophelia y el sueño de cristal de Paula Gallego del Hoyo
Algo entre los dos, unas raíces doradas e inexplicables, crecían y se estiraban mientras aprendimos a confesarnos secretos sin voz.
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Ophelia y el sueño de cristal de Paula Gallego del Hoyo
Moriría por un solo segundo a tu lado antes que vivir toda una vida con tu ausencia.
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Ophelia y el sueño de cristal de Paula Gallego del Hoyo
Munca me he negado la felicidad, ni siquiera la dicha pasajera más superficial, incluso si esa dicha se siente como balancearse en un columpio sobre el fin del mundo: intensa, incomprensible y fugaz; unos segundos de ingravidez antes de volver a tierra firme.
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Ophelia y el sueño de cristal de Paula Gallego del Hoyo
Independientemente del punto del camino hacia la muerte en el que te encuentres, independientemente de lo cerca que estés, lo importante es que ahora estás viva.
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Ophelia y el sueño de cristal de Paula Gallego del Hoyo
A veces el dolor es el precio que pagamos por amar con todo el corazón.
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Ophelia y el sueño de cristal de Paula Gallego del Hoyo
Contigo me siento como si estuviera siempre sobre el fin del mundo. Nada, absolutamente nada, me ha dado tanto miedo como me lo da perderte.
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Ophelia y el sueño de cristal de Paula Gallego del Hoyo
Tras todo aquello y antes de todo lo que conquistamos y todo lo que conquistaremos, existe un fragmento brillante escondido entre todos esos recuerdos pasados y futuros. Es un fragmento dorado, como el color de sus ojos, como sus palabras.
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Ophelia y el sueño de cristal de Paula Gallego del Hoyo
Puede que nos hiciéramos amigos semanas después, o tal vez fueran meses; entre pequeños fragmentos que eran casi como secretos, retos silenciosos, pedazos del otro que íbamos descubriendo en silencio.
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Ophelia y el sueño de cristal de Paula Gallego del Hoyo
Querido amigo, compañero, todavia recuerdo nuestro primer abrazo; el calor, la seguridad y la dulzura de tus manos. Compartimos mil de ellos después, dos mil. Habrían sido infini- tos; quizá aún lo sean, tal vez en algún lugar podamos recuperar todos los que perdimos.
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Ophelia y el sueño de cristal de Paula Gallego del Hoyo
Helena olía a rayos de sol, y eso era curioso porque de pronto me di cuenta de que aquella vez era la primera que la veía de día.
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Ophelia y el sueño de cristal de Paula Gallego del Hoyo
Tiene una voz bonita, especial, y cuando canta y te mira y te dice que todo aquello que ocurre en lo que dura la canción es para ti, y quieres que no acabe nunca. Te sientes suspendida en algún lugar, en medio de toda esa gente. Un puente entre miradas, un hilo de oro entre las manos.
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Ophelia y el sueño de cristal de Paula Gallego del Hoyo
Sé que esa sombra de mi existe y es tan densa, tan azul, que a veces engulle la luz; mi luz. No quiero que solo vea la sombra, esa imagen grotesca, triste, siempre inundada, siempre fria como el fondo del mar. No quiero que deje de verme.
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