Ophelia y el sueño de cristal de Paula Gallego del Hoyo
Munca me he negado la felicidad, ni siquiera la dicha pasajera más superficial, incluso si esa dicha se siente como balancearse en un columpio sobre el fin del mundo: intensa, incomprensible y fugaz; unos segundos de ingravidez antes de volver a tierra firme.
|