La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
¿Que el amor es un combate? No tengo el menor deseo de combatir.
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La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
¿Que el amor es un combate? No tengo el menor deseo de combatir.
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La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
La belleza es un mundo traicionado. Sólo podemos encontrarla cuando sus perseguidores la han dejado olvidada por error en algún sitio (...). Si queremos encontrarla, tenemos que rasgar el lienzo del decorado.
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La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
Antes de que la belleza desaparezca por completo del mundo, existirá durante algún tiempo como error.
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La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
Pero cuanto mayor se vuelve un hombre en su oscuridad interior, más disminuye en su apariencia externa. Un hombre con los ojos cerrados es una ruina de hombre.
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La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
El ruido disfrazado de música le persigue desde su infancia.
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La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
no hay más que un paso de lo ridículo a lo excitante.
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La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
"Maestro", le dice, "¡mire al cielo! ¡Hoy vuela sobre nuestra ciudad el primer avión!. "Me lo puedo imaginar", dijo el maestro a su secretario y no levantó los ojos del suelo.
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La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
Tenía ganas de hacer algo para que ya no le quedara escapatoria (...). El embriagador, el insuperable deseo de caer. También podríamos llamarlo la borrachera de la debilidad. Uno se percata de su debilidad y no quiere luchar contra ella, sino entregarse. Está borracho de su debilidad, quiere ser aún más débil, quiere caer en medio de la plaza, ante los ojos de todos, quiere estar abajo y aún más abajo que abajo. |
La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
Es precisamente el débil quien tiene que ser fuerte y saber marcharse cuando el fuerte es demasiado débil para ser capaz de hacerle daño al débil.
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La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
Aquel que quiere permanentemente "llegar más alto" tiene que contar con que algún día le invadirá el vértigo.
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La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
La fantasía, la ensoñación referida a lo que no ha sucedido, es una de las más profundas necesidades del hombre. Ésta es la raíz de la traicionera peligrosidad del sueño, si el sueño no fuera hermoso, sería posible olvidarlo rápidamente.
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La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
Lo que diferencia a la persona que ha cursado estudios de un autodidacta no es el nivel de conocimientos, sino cierto grado de vitalidad y confianza en sí mismo.
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La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
¿Un acontecimiento no es tanto más significativo y privilegiado cuantas más casualidades sean necesarias para producirlo? Sólo la casualidad puede aparecer ante nosotros como un mensaje.
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La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
El hombre, dado que vive sólo una vida, nunca tiene la posibilidad de comprobar una hipótesis mediante un experimento y por eso nunca llega a averiguar si debía haber prestado oído a su sentimiento o no.
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La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
El hombre que no goce del diabólico regalo denominado compasión no puede hacer otra cosa que condenar lo que hizo.
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La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
Esta compasión significa también la máxima capacidad de imaginación sensible; es en la jerarquía de los sentimientos el sentimiento más elevado.
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La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
Entre el miedo y el deseo no tenía más remedio que buscar una especie de compromiso; lo denominaba "amistad erótica". A sus amantes les decía: "Sólo una relación no sentimental, en la que uno no reivindique la vida y la libertad del otro, puede hacer felices a los dos".
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La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
Es posible que no seamos capaces de amar precisamente porque deseamos ser amados, porque queremos que el otro nos dé algo (amor), en lugar de aproximarnos a él sin exigencias y querer solo su mera presencia
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La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
Y había otra cosa más que lo situaba por encima del resto: tenía en la mesa un libro abierto. En en ese restaurante nunca nadie había abierto un libro en la mesa. El libro era para Teresa la contraseña de una hermandad secreta.
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El libro de los amores ridículos de Milan Kundera
El hombre atraviesa el puente con los ojos vendados. Sólo puede intuir y adivinar lo que de verdad está viviendo. Y después, cuando le quitan la venda de los ojos, puede mirar al pasado y comprobar qué es lo que ha vivido y cuál era su sentido. Aquella noche pensé que estaba brindando por mis éxitos, sin tener la menor sospecha de que estaba celebrando la inauguración de mis fracasos.
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