Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley
Sea un hombre o sea más que un hombre. Sea firme con su propósito y firme como una piedra.
|
Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley
Sea un hombre o sea más que un hombre. Sea firme con su propósito y firme como una piedra.
|
Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley
La vela casi se había consumido, cuando, a la mortecina luz de la luna, vi cómo la criatura abría sus ojos amarillentos y apagados. Respiró profundamente y un movimiento compulsivo sacudió su cuerpo.
|
Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley
Creador insensato y falto de corazón. Me habías dotado de sentimientos y pasiones para luego ser sacado al mundo, víctima del desprecio humano. Por eso no dare tregua a mis enemigos.
|
Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley
[...] Nada es duradero, sino la propia mutabilidad.
|
Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley
[...] El ángel caído se convierte en demonio maligno. Sin embargo, hasta aquel enemigo de Dios y del hombre tenía amigos y compañeros en su desolación; yo estoy completamente solo. [...] Seguía deseando amor y compañía, y seguía siendo despreciado. ¿No había ninguna injusticia en esto? ¿He de ser considerado el único criminal, cuando toda la humanidad pecaba contra mí? |
Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley
¿Te pedí, Hacedor mío, que del barro me hicieras hombre? ¿Te exigí acaso que me sacaras de la oscuridad?
|
Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley
Tú, mi creador, quisieras destruirme, y lo llamarías triunfar. Recuérdalo, y dime, pues, ¿Por qué debo tener yo para con el hombre más piedad de la que él tiene para conmigo?
|
Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley
¿Acaso piensas que puedes ser feliz mientras yo me arrastro bajo el peso de mi desdicha? Podrás destrozar mis otras pasiones; pero queda mi venganza, una venganza que a partir de ahora me será más querida que la luz o los alimentos.
|
Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley
Tú eres mi creador, pero yo soy tu dueño: ¡obedece!
|
¿Quién escribió la saga?