Es curioso que durante el transcurso de La carretera no dejase de darle vueltas a los acontecimientos que nos narra MacCarthy en esta historia tan devastadora. No terminaba de conectar con su manera de narrar, con esa reiteración de las situaciones que presenta, con la inocencia de ese niño, con las continuas insinuaciones de ese mal silente que acecha a cada tramo de ese camino hacia la desesperación…no entendía el por qué de esa evidente devoción desmesurada por los lectores hacia una historia en la que, aparentemente, no ocurría nada. Sin embargo, al cerrar las páginas del libro, no pude contener las lágrimas. Y me surgieron muchas dudas porque esa emoción me dura todavía, aun habiendo pasado ya varias horas de la lectura del libro. No me quito de la cabeza a momentos que leí con cierto desdén, ni consigo ocultar alguna que otra imagen que permanecerá por siempre en mis pesadillas. Mucho menos olvidaré esos diálogos, esas terribles conversaciones entre padre e hijo que van diluyendo su autoridad conforme avanzan a lo largo de la carretera, hasta no saber diferenciar quién es quién en la relación. Quien enseña y quien atiende, quién razona y quien es el que siente o, como insinúa en varias ocasiones el autor, quien cree y quien será convertido en hereje. La carretera desafía al lector estructurando la novela sin capítulos, con párrafos cortos en los que se desdibujan imágenes veladas. Los diálogos se intercalan con las descripciones y, si son evidentes, no se puntúan, las frases son asépticas, las palabras están muertas…pero es que este libro se olvida de los convencionalismos estéticos para apelar al corazón de aquel que lo lea. Y es una novela de terror. Una de esas grandes historias que estremecen. Una narración que te hace mirar hacia otro lado al encender una cerilla en medio de la oscuridad de un cobertizo o que te hace temblar con el caer de la noche. Pocas veces he podido leer lo aterrador que puede ser el enfrentarte al frío con la única protección que supone el amor. Y es que hay momentos tan desesperanzadores en la historia que sigo notando como aún se me siguen humedeciendo los ojos con la escritura de esta reseña. Sabía que no tenía que leer este libro. Pero ahora entiendo por qué es tan maravilloso. + Leer más |