Y retirarme para siempre de la realidad de Luis A. D. Mirado
Me repetía una especie de mantra: «Yo no volé porque no quise» o «Nunca me interesó volar». Ese abismo que son las miserias de uno.
|
Y retirarme para siempre de la realidad de Luis A. D. Mirado
Me repetía una especie de mantra: «Yo no volé porque no quise» o «Nunca me interesó volar». Ese abismo que son las miserias de uno.
|
Y retirarme para siempre de la realidad de Luis A. D. Mirado
Aunque mi propia estupidez se me hizo un gigante con los brazos abiertos, tapando todo el sol de occidente, pude conservar cierto buen humor para afrontar los hechos, porque había llegado la hora de hacer algo.
|
Y retirarme para siempre de la realidad de Luis A. D. Mirado
Y tal vez quieras conocerme un poco. Yo, al menos, sí que quiero conocerte un poco. Saber si te gusta cuando llueve un domingo por la tarde, si esa melancolía te parece dulce, si disfrutas paseando y observando a la gente, si un simple paseo te provoca emociones. Te hablo de emociones, lo más humano que existe. Quiero saber si te da un poco de vergüenza que te vean llorar por una película. Si te causa admiración lo diferente. Lo minoritario, Rocío, lo que no abunda, los zurdos, los inteligentes, los brillantes, los raros, los extraordinarios. Si para ti ocurre algo especial cuando se da uno de esos días en los que la luz es extrañamente intensa o extrañamente pálida y no nos explicamos porqué. O si te gusta ir al zoo solo por ver a esas extrañas criaturas que nacieron a miles de kilómetros de ti. O si aprecias la sonrisa y los buenos deseos de las cajeras del súper; sí, sí, cuando te desean un buen día, ¿tú lo aceptas como frase hecha o crees que tiene contenido? Si te gusta verte sola en la calle, de repente, y te imaginas que estás siendo observada, y, en cierto modo, te gusta.
+ Leer más |
Y retirarme para siempre de la realidad de Luis A. D. Mirado
Y, de pronto, la frescura y la espontaneidad, a las que tanta importancia daba yo en mi vida, decidieron darme una fiesta sorpresa, como agradecimiento y aparte de bailes y canciones me ofrecieron este párrafo histórico que hice mío: —Hay que celebrarlo todo.
|
Y retirarme para siempre de la realidad de Luis A. D. Mirado
—Eres un distraído. No, no, no te espantes. No lo digo como crítica. Es lo que eres. Eres uno de esos que viaja por su mundo interior, sin papeles, sin dinero, sin maleta, sin excusas.
|
Y retirarme para siempre de la realidad de Luis A. D. Mirado
Y fue entonces cuando lo vi. Vi que ella se rendiría al único hombre que pudiera colmar sus expectativas. A alguien que pusiera por encima de todo la audacia, el lado artístico, lo bello.
|
Y retirarme para siempre de la realidad de Luis A. D. Mirado
Lo primero que hice fue justificar mi retraso a la hora de cumplir mi plan de entrenamiento. No era una falta de determinación. No. Era más bien una gestión poco afortunada de las expectativas. Había partido de la premisa de que yo era un héroe que podía salir a caminar diez kilómetros sin desayunar en el bar – en casa si había desayunado, pero no contaba porque mis desayunos de casa eran tan frugales que a duras podías llamarse desayunos −. Pues bien, yo no era un héroe, yo no era un dios. Era una persona normal que quería salir a caminar diez kilómetros, pero que antes, como cualquier ser humano, tenía que desayunar
|
Y retirarme para siempre de la realidad de Luis A. D. Mirado
Era la peor opción, sin duda, que te digan que estás haciendo el tonto cuando en realidad estás dando el máximo. Que te digan que te estás haciendo el tonto cuando te lo estás haciendo, pues vaya, aún tenía un pase, que te digan que te pases de listo, aún se puede defender, pero la opción que me otorgaba Rocío era la peor
|
Y retirarme para siempre de la realidad de Luis A. D. Mirado
Toda mi vida había preferido vivir en la duda que en la decepción. La duda me iba bien, no era tan buena como el éxito, pero era segura y mantenía la esperanza. Y solo hace falta esperanza para vivir, no éxito.
|
Luis A. D. Mirado
Toda mi vida había preferido vivir en la duda que en la decepción. La duda me iba bien, no era tan buena como el éxito, pero era segura y mantenía la esperanza. Y solo hace falta esperanza para vivir, no éxito
|
Y retirarme para siempre de la realidad de Luis A. D. Mirado
Muchas veces en la historia los grandes hitos no suceden acompañados de música solemne ni de grandes ovaciones
|
La cruz de Euge de Luis A. D. Mirado
Nada de esto importa, pero yo no quiero contarte las cosas desnudas, como tú tampoco me las contabas así a mí. Algo tiene que aportar el narrador, y además, ha de ser lo suficientemente inteligente como para dar detalles inútiles, que son calles cerradas, para que no se pueda saber cuáles son los que llevan a algún sitio a priori
|
La cruz de Euge de Luis A. D. Mirado
Y tú a lo mejor no eras consciente, pero la nube de palabras en el hueco de mi alma que te albergaba, contenía, referidos a tu persona, varios conceptos que se sorprendían mutuamente…: madurita, alegre divorciada, falsa diabética, pía… Así que mi actitud era la del que espera ansioso una sorpresa más. Verás, Euge, yo tenía una fe inagotable en que la fascinación que empezabas a ejercer sobre mí, duraría para siempre.
|
La cruz de Euge de Luis A. D. Mirado
—«Quien eres no se responde ni en una vida, porque eres lo que has hecho, y lo que no has hecho, todo lo que ha pasado por tu cabeza, y todo lo que no».
|
La cruz de Euge de Luis A. D. Mirado
Mi asombro me llevaba de la mano, como un padre de familia a su hijo de dos años. Quería entender todo, Euge. Quería saber.
|
|
La cruz de Euge de Luis A. D. Mirado
¿Puede que sea yo el que tenga la necesidad de vivir en un mundo que sea interesante, y si no lo es, me lo invento?
|
La cruz de Euge de Luis A. D. Mirado
𝕃𝕝𝕖𝕘𝕒 𝕦𝕟 𝕞𝕠𝕞𝕖𝕟𝕥𝕠 𝕖𝕟 𝕢𝕦𝕖 𝕟𝕠 𝕤𝕖 𝕕𝕚𝕤𝕥𝕚𝕟𝕘𝕦𝕖 𝕢𝕦𝕖́ 𝕡𝕒𝕣𝕥𝕖𝕤 𝕕𝕖 𝕦𝕟𝕒 𝕙𝕚𝕤𝕥𝕠𝕣𝕚𝕒 𝕥𝕖 𝕝𝕒𝕤 𝕙𝕒𝕟 𝕔𝕠𝕟𝕥𝕒𝕕𝕠 𝕪 𝕢𝕦𝕖́ 𝕡𝕒𝕣𝕥𝕖𝕤 𝕙𝕒 𝕚𝕟𝕥𝕣𝕠𝕕𝕦𝕔𝕚𝕕𝕠 𝕦𝕟𝕠 𝕡𝕒𝕣𝕒 𝕢𝕦𝕖 𝕝𝕖 𝕔𝕦𝕒𝕕𝕣𝕖 𝕥𝕠𝕕𝕠.
+ Leer más |
La cruz de Euge de Luis A. D. Mirado
Es que mi cabeza funciona así, estrujando la realidad, hasta que sea graciosa
|
¿Quién escribió la saga?