Naturaleza muerta de
Louise Penny
Y los enemigos del hombre serán las personas de su misma casa.» Debajo estaban las nuevas instrucciones: «Cautivada por la alegría.» En la cima de la colina, Armand Gamache detuvo el coche y salió. Bajó la mirada hacia el pueblo y su corazón se reanimó. Recorrió con la mirada los tejados e imaginó a las gentes bondadosas, amables e imperfectas que había dentro luchando con sus vidas. La gente paseaba al perro, barría las despiadadas hojas otoñales, combatía la nieve que caía suavemente. Estaban haciendo la compra en la tienda de monsieur Beliveau y comprando baguetes en la panadería de Sarah. Olivier estaba en la puerta del bistró sacudiendo un mantel. Aquí la vida estaba lejos de ser agitada, pero tampoco era una naturaleza muerta