Invernando de Katherine May
Pero, si la felicidad es una habilidad, también lo es la tristeza. Puede que en todos esos años en el colegio, o tal vez a través de otros horrores, aprendamos a ignorar la tristeza, a meterla en nuestra mochila y hacer como si no estuviera ahí. De mayores, a menudo tenemos que aprender a escuchar la claridad de su llamada. Eso es invernar. Es la aceptación activa de la tristeza. Es la práctica de dejarnos sentir tal y como necesitemos sentirnos.Es el valor para afrontar las peores partes de nuestra experiencia y comprometernos a curarlas lo mejor posible. La invernación es un momento de intuición, en que sentimos nuestras auténticas necesidades con la misma intensidad que un cuchillo afilado.Cuando todo está destrozado, también es puro potencial. Ese es el regalo del invierno: y es irresistible. A su paso se produce un cambio, queramos o no. Y podemos salir de él luciendo un abrigo distinto.
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