Agnes de Javier Peña
Nuestra obsesión por conocerlo todo, por tocarlo todo, no hace más que estropearlo todo.
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Agnes de Javier Peña
Nuestra obsesión por conocerlo todo, por tocarlo todo, no hace más que estropearlo todo.
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Agnes de Javier Peña
Se descubre a sí mismo mirando al vacío, temeroso de algo, no sabe bien de qué. Pero al fin y al cabo, afirma,¿no es eso estar vivo? Un temor constante a algo que no sabemos bien qué es, a un peligro que no sabemos bien de dónde provendrá.
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Infelices de Javier Peña
Las palabras acotan, esculpen como el cincel, pocas lo hacen mejor que la chica del cáncer, y yo admito mi extraño culto por las palabras, tan maltratadas, utilizadas en exceso y excesivamente mal.
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Agnes de Javier Peña
Eso hacemos la mayoría. Hasta los más rigurosos. Apuntamos (...) Reflexionamos sobre lo que pudimos haber hecho y no hicimos, sobre lo que hicimos y pudimos no haber hecho. Luego lo dejamos pasar. Simplemente dejamos que suceda, que el mundo siga su curso.
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Agnes de Javier Peña
la historia parecía querer hablarme a mí. Me hablaba directamente a mí desde su trono de demiurgo. A mí, con mis manos de meñiques torcidos y la línea de la vida muy corta.
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Agnes de Javier Peña
Empieza a dar forma a las historias, afirma, hasta que las historias dan forma a su vida. [...] Los otros, sus gestos, sus palabras, sus libros olvidados, esos, afirma Foret, esos nos cambian la vida.
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Agnes de Javier Peña
Porque las verdaderas historias no transcurren en orden cronológico; el tiempo se detiene al observarlo. Y yo deseo detenerlo allí, en la primera tesela del mosaico: bebiendo frappé, viendo jugar al tavli, escuchando el sonido del buzuki sobre un mar del color de las anémonas.
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Agnes de Javier Peña
El temor a perder algo que en realidad nunca has poseído es la peor versión del sentimiento de pérdida
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Agnes de Javier Peña
Quizá de lo que uno deba arrepentirse más a menudo es de las ocasiones en las que no ha ocurrido nada
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Los nombres de personajes en un libro aparecen: