El hechizo de Grey de Janet Chapman
—No le haré daño, Grace. ¿Qué quería de ella? ¿Que le diera las gracias? ¿Que le dijera que lo creía? —Yo tampoco le haré daño —dijo ella. Su absurda promesa hizo que él levantara la otra comisura de la boca y le dedicara una enigmática sonrisa. Mientras la soltaba al fin y se ponía de pie, le dijo: —Sí que lo hará, Grace Sutter. |