El hechizo de Grey de Janet Chapman
Grace volvió a centrarse en el ordenador, de modo que Grey no vio cómo la sobresaltaba la calidez de su sonrisa. Pero ¿es que a aquel hombre no lo desconcertaba nada? Allí estaba, en mitad de un accidente de avión, en la ladera de una montaña, dando el biberón a un bebé, con una mujer que acababa de admitir que probablemente fuera más lista que él… Y, además, sonreía.
|