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El bar de las grandes esperanzas de J. R. Moehringer
Cuando un cactus empieza a inclinarse hacia un lado -me explicó-, le crece un brazo en el otro lado, para equilibrarse. Entonces, cuando empieza a decantarse hacia ese otro lado, le crece otro en el lado contrario. Y así sucesivamente. Por eso vemos algunos con dieciocho brazos. Los cactus siempre intentan mantenerse derechos. Y cualquier cosa que se esfuerza tanto por mantener el equilibrio es digna de admiración.
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