El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
-Donde yo vivo llevamos gorras de esas para cazar ciervos, por el amor de Dios -dijo-. Esa es una gorra para cazar ciervos. -Y un cuerno. -Me la quité y la miré. Cerré un poco un ojo como si estuviera afinando la puntería-. Es una gorra para cazar gente -dije-. Yo me la pongo para cazar gente. |