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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
No sé por qué hay que dejar de querer a una persona sólo porque se haya muerto. Sobre todo si era cien veces mejor que los que siguen viviendo.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
No sé por qué hay que dejar de querer a una persona sólo porque se haya muerto. Sobre todo si era cien veces mejor que los que siguen viviendo.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Me paso el día entero diciendo que estoy encantado de haberles conocido a personas que me importan un comino. pero supongo que si uno quiere seguir viviendo, tiene que decir tonterías de esas.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
No sé por qué hay que dejar de querer a una persona solo porque se haya muerto. Sobre todo si era cien veces mejor que los que siguen viviendo.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
No sé por qué hay que dejar de querer a una persona solo porque se haya muerto. Sobre todo si era cien veces mejor que los que siguen viviendo.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Creo que dijo "buena suerte". Ojalá me equivoque. Ojalá. Yo nunca le diré a nadie "buena suerte". Si lo piensa uno bien, suena horrible.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
"No sé por qué hay que dejar de querer a una persona sólo porque ha muerto. Sobre todo si era cien veces mejor que los que siguen viviendo"
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Con Jane era distinto. Íbamos al cine o algo así y en seguida nos cogíamos las manos y no nos soltábamos hasta que terminaba la película sin cambiar de posición ni darle una importancia tremenda. Con Jane ni siquiera tenías que preocuparte de si te sudaba la mano o no. Sólo te dabas cuenta de que eras feliz. Eras feliz de verdad.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Me paso el día entero diciendo que estoy encantado de haberlas conocido a personas que me importan un comino.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
“—Creo que un día de estos —dijo—, averiguarás qué es lo que quieres. Y entonces tendrás que aplicarte a ello inmediatamente. No podrás perder ni un solo minuto. Eso sería un lujo que no podrás permitirte.”
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
"La vida no es una partida que hay que vivir según las reglas del juego, depende de las cartas que te toquen si sobrevives o no"
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
¿Cómo sabe uno lo que va a hacer hasta que llega el momento? Es imposible.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Eso sí que me pone negro. Que alguien te diga una cosa dos veces cuando tú ya la has admitido a la primera.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Lo que distingue al hombre insensato del sensato es que el primero ansía morir orgullosamente por una causa, mientras que el segundo aspira a vivir humildemente por ella.
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A girl I knew de J. D. Salinger
Maybe I just worried too much about things. Maybe I consistently hesitated to risk letting the thing we had together deteriorate into a romance. I don’t know any more. I used to know, but I lost the knowledge a long time ago. A man can’t go along indefinitely carrying around in his pocket a key that doesn’t fit anything.
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A girl I knew de J. D. Salinger
In brief, she was probably the first appreciable thing of beauty I had seen that struck me as wholly legitimate.
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A girl I knew de J. D. Salinger
Probably for every man there is at least one city that sooner or later turns into a girl. How well or how badly the man actually knew the girl doesn’t necessarily affect the transformation. She was there, and she was the whole city, and that’s that.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Nunca puedo rezar cuando quiero. En primer lugar porque soy un poco ateo. Jesucristo me cae bien, pero con el resto de la biblia no puedo.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
"La vida es una partida y hay que vivirla de acuerdo a las reglas del juego"
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Los libros que de verdad me gustan son esos que cuando acabas de leerlos piensas que ojalá el autor fuera muy amigo tuyo para poder llamarle por teléfono cuando quisieras Holden Caufield |
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Hay cosas que no deberían cambiar, cosas que uno debería poder meter en una de esas vitrinas de cristal y dejarlas allí tranquilas.
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El retrato de Dorian Gray