¿Ya soy normal? de
Holly Bourne
Me fastidia tener la «versión» más tópica del TOC. La más estereotipada. Pero no es que la haya elegido yo. Y sí, me gusta lavarme las manos todo el rato. O me gustaba. Bueno, aún tengo ganas de hacerlo, a cada momento, pero no lo hago. Pero también perdí casi trece kilos porque me negaba a comer nada por temos a que estuviera contaminado y me provocara la muerte. Y mi cerebro está inmerso en un bucle permanente de pensamientos negativos del que no puedo escapar, así que, estrictamente hablando, soy presa de mi propia mente. Y en una ocasión me pasé ocho semanas sin salir de casa.
(…)
Y solo porque ahora la gente conozca mejor los términos precisos, no significa que se les dé mejor soportar el comportamiento de un enfermo mental. Asiente, sonriendo, y dicen «Ay, sí, qué horror, he visto un programa sobre eso en la tele, pobre…» Y luego se pillan un rebote tremendo cuando te da un ataque de pánico en una fiesta y necesitas irte antes de lo previsto. Cuando realmente tiene que demostrar comprensión, salen con las frases típicos como «Vamos, esfuérzate más», «No es para tanto» o «Pero no es lógico», anulando el efecto de todas las palmaditas en la mano y las muestras de ánimo que te prodigaban al principio.
Por eso no puedo contárselo a Lottie y Amber. Por eso me lo tengo que guardar para mí.
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