L'Orco de George Sand
Hemos sufrido del mismo modo, hemos pensado las mismas cosas, nos conocemos lo bastante el uno al otro como para saber la clase de ideas que las circunstancias exteriores despiertan en nosotros.
|
L'Orco de George Sand
Hemos sufrido del mismo modo, hemos pensado las mismas cosas, nos conocemos lo bastante el uno al otro como para saber la clase de ideas que las circunstancias exteriores despiertan en nosotros.
|
La niña duende de George Sand
Si mis errores me han perjudicado, al menos nunca han perjudicado en nada serio a los demás; y, si la gente fuera justa y sensata, se fijaría más en mi buen corazón que en mi cara fea y mi mala ropa.
|
|
La niña duende de George Sand
Cuando un mozo bien parecido y con posibles le hace caso a alguna, es como si insultase a todas las demás
|
La niña duende de George Sand
Bien sabe Dios que la maledicencia no carece de oídos dispuestos a escucharla ni de lenguas que la repitan
|
La niña duende de George Sand
Así es el corazón de más mujeres y un muchacho empieza a parecerles un hombre en cuanto ven que otras mujeres lo estiman y lo agasajan
|
La niña duende de George Sand
Tiene que ser una hechicera, como dicen, aunque ella lo niegue, pues desde luego que me embrujó
|
La niña duende de George Sand
Tu amistad es muy buena cosa, y tan buena que, por comparación, el amor es quizá una mala
|
La niña duende de George Sand
No entiendo por qué todas esas muchachas guapas, a las que veo que cortejan, son coquetas con todo el mundo como si todo el mundo fuera de su gusto. Yo, si fuese guapa, no querría parecerlo y resultar grata sino a quien a mí me conviniera
|
La niña duende de George Sand
Pobre animal, si hubiera que matar todo lo que sea feo, no tendría yo más derecho a vivir que tú
|
La niña duende de George Sand
Como no puedo ni se defenderla, la vengo diciéndoles a los demás las verdades que se merecen h demostrándoles que no valen más que esa a la que acusan
|
La niña duende de George Sand
Se desprecia demasiado a menudo mi que no parece ni hermoso ni bueno y que de este modo nos probamos de lo que socorre y es saludable
|
La niña duende de George Sand
¿Te parece oportuno no parecer aún, a los dieciséis años, una muchacha?
|
La niña duende de George Sand
Siempre te he dicho que te gustaba de asiadi bailar y que acabarías haciendo insensateces
|
La niña duende de George Sand
Parecía una vieja endomingada y la despreciaban por lo mal arreglada que iba, lo que se debía no a la miseria, sino a la tacañería de la abuela y a la falta de buen gusto de la nieta
|
La niña duende de George Sand
Como mucho a los porquerizos y a los chicos que no habían hecho aún la primera comunión les parecía digna de que la invitasen
|
La niña duende de George Sand
Si no lo hace, sabré que tiene tres cosas bien feas: la ingratitud, el miedo y el no cumplir la palabra.
|
La niña duende de George Sand
Se daba cuenta de que le decía un conjuro al fuego fatuo, que danzaba y se retorcía como un loco delante de ella, como si se hubiera alegrado de verla
|
La niña duende de George Sand
Se dio tanta mañana en evitarlo que, en cuanto lo veía de bien lejos, torcía para otro lado, se metía por cualquier propiedad o daba un gran rodeo para no verlo
|
La niña duende de George Sand
Según la auténtica forma de ser de la gente del campo , valora la estatura y la fuerza por encima de todo lo demás
|
Gregorio Samsa es un ...