3,8 sobre cinco. Y una vez más, tengo la gran suerte de haber sido una de las afortunadas en haber recibido un libro gratis en una nueva edición de Masa Crítica, una iniciativa de Babelio España. Muchas gracias a la plataforma y a la editorial con Pluma y Píxel por el envío de este ejemplar. Un anónimo personaje llega de forma misteriosa al llamado Campamento del Fin. Ni él sabe cómo ha llegado hasta ahí, y cuál es el propósito que se esconde tras su aparición en ese extraño sitio. Lo único que puedo hacer es pasear por el lugar y hablar con sus extraños habitantes. Lo que descubrirá ahí será una lección que le acompañará el resto de sus días. Tengo que confesar algo: quizás no hubiera sido un libro que yo me hubiera comprado con mi dinero si me hubieran dado esa opción. Y seguramente me hubiera equivocado, porque estamos ante una obra que te sugiere mucho más de lo que puede parecer cuando la empiezas. Lo que más me llamó la atención cuando lo elegí para que me lo enviaran fue su premisa, que me pareció muy original y diferente. Fernando Lafuente nos trae una historia que me ha recordado mucho a los relatos de Lovecraft. Y es que, de principio, a fin, hay una sensación de tensión que va a más a medida que se desarrolla la historia, y que produce desasosiego mientras la lees. Además, una de las cosas que más he disfrutado ha sido su pluma, que me ha parecido muy ágil y a la vez muy depurada, mientras leía, notaba que fluya muy bien y todo ello sin perder su personalidad. También reconozco que he valorado mucho el hecho de que el libro esté publicado por una editorial pequeña, que no conocía de antes y que, según lo que he podido, tiene un catálogo muy variopinto e interesante. No dudemos de que este tipo de sellos son los que hoy en día más apoyo del lector necesita, y sin duda alguna, os recomiendo que echéis un vistazo a las propuestas de Plumas y Píxel. Sería muy fácil tratar esta lectura como un libro corto o un cuento un poco largo, ya que tiene menos de 100 páginas y la letra es bastante grande. Pero sinceramente, si lo valoramos en uno de estos dos géneros para mí la lectura hace aguas. Más que como un cuento o un libro, me gusta verlo como una suerte de parábola bastante ampliada o muy desarrollada. Y es que la obra no se cimenta tanto en su trama como en lo que su autor quiere decirnos a los que leemos .De hecho, para mí esto ha sido lo que más me ha chocado, y quizás lo que no me ha terminado de cuajar mientras leía. Todo se centra en nuestro protagonista moviéndose por el Campamento del Fin y hablando con sus habitantes. No voy a decir quienes son, eso es algo que rápidamente se resuelve en las primeras páginas del libro, pero me parece que la gracia es emprender esta lectura sin saberlo. Baste decir que cada uno de ellos intentará mostrarle a nuestro anónimo protagonista, porque el hoy es el mejor, tratando de influir en el personaje. De cada una de estas conversaciones, el protagonista (recordemos una vez más, sin nombre), sacara una conclusión o aprenderá algo nuevo. Y poco a poco irá acercándose al clímax de la historia, que se desarrollará a lo largo de la última conversación que tendrá con uno de los habitantes del lugar. Así pues, nos encontramos ante una premisa que bien trabajada, podría habernos dado muy buenos momentos, y de la cual creo que podría haber sacado mucho jugo. Pero esa no es la intención del autor, sino dar que pensar al lector por medio de un personaje que no tiene una personalidad, especialmente marcada, excepto por su propensión a la melancolía. Es un “alguien“ que podría ser cualquiera de los lectores, de ahí que uno sienta que él o ella es quien pasea por el Campamento del Fin e interactúa con los demás caracteres. Me parece una forma muy potente de lograr que el lector se introduzca más en la historia, y el hacerle más partícipe de las intenciones del autor. Así que desde aquí os digo que si no tomo muy en cuenta todo esto, para mí el libro sinceramente no me hubiera aportado nada nuevo. Se me habría quedado en una historia muy interesante y con muy buenos cimientos, cuya ambientación merece un punto y aparte porque me ha parecido brutal, pero que se queda en nada por lo plano que resulta todo ante lo lineal de la escasa trama que sustenta toda la historia. Si eres de aquellos que valoran la trama por encima de todo, siento decirte que seguramente esta no será tu lectura ideal. Pero para los demás, sí que la recomiendo totalmente. Además, como ya dicho antes, es una obra muy corta y escrita con un estilo ágil y cuidado, que no es nada difícil de leer. Y el autor logra mantener al lector en vilo hasta el final, deseando descubrir cuál es el motivo por el que el protagonista se encuentra en este campamento, tan extraño y qué es lo que le va a pasar . Creo que es ese tipo de obras que a cada uno nos puede decir una cosa, de la cual se puede sacar mucho si le das la oportunidad. Porque al final todo es una crítica hacia la humanidad, ante el sinsentido, al que estamos abocados, ante la falta de cordura e inteligencia que desarrollamos unos con otros con nuestros semejantes. Y a la vez, la variedad que podemos encontrar dentro de el Campamento del Fin, representa la diversidad de la humanidad. La crítica final de las últimas páginas es tan aguda como triste, dejándote con una especie de agujero en el estómago. Pero creo que eso solo logra acentuar esa atmósfera tan lirica y a la vez tan cruda de la que Lafuente logra empapar todo este trabajo, y que contribuye a que el lector siga pensando en esta historia, después de haberla terminado. + Leer más |