Trilogía de la noche de Elie Wiesel
"Jamás olvidaré esa noche, esa primera noche en el campo que hizo de mi vida una sola larga noche bajo siete vueltas de llave. Jamás olvidaré esa humareda. Jamás olvidaré las caritas de los chicos que vi convertirse en volutas bajo un mudo azur. Jamás olvidaré esas llamas que consumieron para siempre mi Fe. Jamás olvidaré ese silencio nocturno que me quitó para siempre las ganas de vivir. Jamás olvidaré esos instantes que asesinaron a mi Dios y a mi alma, y a mis sueños que adquirieron el rostro del desierto". "—No hay que tenerle miedo a la oscuridad —me advirtió mientras me tomaba del brazo (lo que me hizo estremecer)—. La noche es más clara que el día. Se piensa mejor, se ama mejor, se sueña mejor de noche. De noche todo se vuelve más intenso, más verdadero. Una frase pronunciada de día adquiere un sentido diferente, más profundo, de mayores alcances, cuando su eco nos llega de noche. La tragedia de los hombres es que no saben cuándo es de noche y cuándo es de día. Dicen de noche las cosas que deberían decir de día". "Miré hacia la ventana donde, desde las profundidades de la noche, comenzaba a formarse un rostro hecho de jirones de sombras. Sentí un dolor agudo en la garganta. Un dolor que me destrozaba el alma. Asombrado, no podía separar la mirada de ese rostro. Era el mío". "Al principio me había costado habituarme a la idea de estar vivo. Me creía muerto. No podía comer, leer, llorar: me sentía muerto. Me consideraba como un muerto que, al soñar, se imagina estar vivo. Sabía que no existía ya, que mi verdadero yo había quedado allá, que mi yo actual no tenía nada de común con el otro, el verdadero". + Leer más |