Su cuerpo y otras fiestas de Carmen Maria Machado
Si una lo piensa, las historias corren juntas como gotas de lluvia en un charco. Cada una nace por separado en las nubes, pero una vez que se juntan no hay manera de distinguirlas.
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Su cuerpo y otras fiestas de Carmen Maria Machado
Si una lo piensa, las historias corren juntas como gotas de lluvia en un charco. Cada una nace por separado en las nubes, pero una vez que se juntan no hay manera de distinguirlas.
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En la casa de los sueños de Carmen Maria Machado
Lo resbaladizo de la realidad que acompaña al elemento cómico del malentendido cuando hay alguien que no está en absoluto equivocado me suscita incomodidad.
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Su cuerpo y otras fiestas de Carmen Maria Machado
Creo que la moraleja de la historia es que ser pobre puede matar.
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En la casa de los sueños de Carmen Maria Machado
Quizá sea un recordatorio de que los maltratadores no necesitan ser y, de hecho, raras veces son, maniacos que ríen a mandíbula batiente. Solo necesitan querer algo, y que no les importe el modo de conseguirlo.
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En la casa de los sueños de Carmen Maria Machado
Hay un acertijo quechua: «El que me nombra, me rompe.» La solución, por supuesto, es «silencio». Pero la verdad es que cualquiera que conozca tu nombre puede partirte en dos.
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En la casa de los sueños de Carmen Maria Machado
La lucidez en una droga embriagadora, y te pasaste casi dos años sin ella, creyendo que habías perdido la cabeza, creyendo que el monstruo eras tú: necesitas algo por escrito más de los que nunca has necesitado nada en este mundo.
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En la casa de los sueños de Carmen Maria Machado
La casa de los sueños nunca fue sólo la casa de los sueños. Fue, sucesivamente, un convento lleno de promesas (jardín botánico, vino, una frente a otra escribiendo), un retiro de depravación (follar con la ventana abierta, despertarse con la boca en la boca, el ronco e insistente murmullo de la fantasía), una casa encantada («nada de esto puede estar pasando de veras»), una cárcel («necesito salir, necesito salir») y, por último, una mazmorra de la memoria.
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En la casa de los sueños de Carmen Maria Machado
«No podemos dejar de vivir». Cosa que quiere decir que tenemos que vivir, cosa que quiere decir que estamos vivos, cosa que significa que somos seres humanos y que somos humanos: algunos de nosotros somos desagradables, algunos nos hallamos confundidos, algunos nos acostamos con quienes no debemos, algunos tomamos decisiones equivocadas, y algunos somos asesinos. Y suena fatal, pero, en realidad, es liberador: la idea de que ser homosexual no equivale a ser bueno, ni puro, ni a estar en posesión de la verdad. Es solo un estado de ser, un estado sujeto a la política, a sus propias fuerzas sociales, a narrativas más amplias, a complejidades morales de todo tipo. Así que adelante con los villanos queer, los héroes queer, los ayudantes, personajes secundarios, protagonistas y extras queer. Pueden formar un elenco completo por sí mismos.
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Gregorio Samsa es un ...