En la casa de los sueños

Para hablar sobre la casa de los sueños y sobre la violencia sufrida en sus carnes, Carmen Maria Machado empieza su relato mencionando la violencia de archivo -también llamada silencio archivístico-. Este concepto, acuñado por Saidiya Hartman, se refiere a la violencia que se ejerce cuando las historias sobre ciertas temáticas concretas son sistemáticamente destruidas, o ni siquiera tienen la oportunidad de llegar a ser enunciadas.

Archivar conlleva tener el poder de decidir aquello que merece ser recordado. Lo que se archiva y lo que se recuerda dependen de las narrativas dominantes, de lo que se considera importante para nuestras narrativas futuras. Así pues, existen grandes vacíos, relatos que no están, que han sido arrancados de nuestra historia. "Incorporar al archivo o dejar fuera de él es un acto político, dictado por la archivista y el contexto político en el que vive". No en vano, explica Machado, la palabra archivo viene del griego arjíon, que significa "la casa del vencedor".

La violencia en el contexto de la pareja entre personas del mismo género es uno de esos temas sobre los que el archivo ha guardado silencio. Se ha corrido un tupido velo frente a este asunto, y los pocos testimonios y documentos que hay sobre el mismo se enmarcan bajo contextos o estereotipos que no les corresponden, que ocultan parte de la realidad. A veces, el archivo también es una tumba, una sentencia de muerte.

Carmen Maria Machado elabora en este libro un intento de canon sobre la violencia doméstica intragénero entre mujeres que son pareja, y lo hace mezclando su vivencia personal con datos e historias de otras mujeres, análisis audiovisuales y menciones a la cultura popular.
La originalidad en la manera de presentar su testimonio hace que este libro sea mucho más que eso. Parte de su propia vivencia, pero termina siendo un recorrido por esos agujeros en la historia, por aquello que se esconde o sobre lo que no se quiere hablar porque da miedo o no encaja con los estereotipos. Aquello que se teme sacar a la luz por miedo a que sea una herramienta para el enemigo. En este ejercicio brillante, Machado consigue empezar a iluminar ciertos silencios, sacar a la superficie esas violencias a las que no nos atrevemos a mirar.

Para finalizar, me quedo con estas palabras suyas sobre la representación de las personas queer: al presentar a cualquier grupo oprimido como moralmente impecable, incapaz de ejercer violencia, se le está negando su humanidad, al mismo tiempo que se está dejando desamparadas, solas, en silencio, a las víctimas que, a falta de historias, a falta de archivo que les permita leer y entender lo que les está pasando, se ven abocadas a aceptar la violencia como algo natural. Si no tejemos entre todas un cuerpo de texto, un contexto que posibilite mirar estas historias como corresponde, que permita entenderlas y que nos de herramientas para nombrar y combatir, estaremos dejando solas a muchas mujeres, a merced, no sólo de la violencia archivística, sino de la social, la cultural, la judicial, y un largo etc.

Resulta complicado rescribir una reseña de este libro, principalmente por la seriedad del tema. Y es que pudiera parecer cruel ser muy duro con una autobiografía, en donde el escritor abre su alma y expone temas escabrosos. Porque vaya que se requiere mucho valor para exponer una vivencia tan dolorosa como lo es el abuso de una pareja. En la Casa de los Sueños es el relato de la escritora Carmen Maria Machado y el abuso que sufrió a manos de su novia. La premisa es interesante: si bien cada vez se habla más de la violencia y el abuso del hombre contra la mujer, pocas veces se piensa que lo contrario pueda ocurrir –es decir, mujeres violentando mujeres. El temor a no ser escuchadas lleva muchas víctimas a mantenerse en silencio y esto aumenta tratándose de la comunidad LGBT. Eso fue lo que le pasó a Machado. El libro relata la violencia psicológica a manos de otra mujer, que se prolongó por años, y la destruyó emocionalmente.

Como dije, el tema es fascinante pero, personalmente, creo que la ejecución del libro fue lo que no me convenció. La historia está estructurada en capítulos muy pequeños y la autora incluye una serie de anécdotas –desde su infancia hasta su adolescencia- que creo que poco añaden a la historia principal. A decir verdad, considero que distraen y le restan fuerza a la narración. Sin duda esto puede deberse a una cuestión de gustos, pero para mí no funcionó. de hecho, en momentos sentí que la premisa central del libro –la relación entre estas mujeres- no se exploró sino hasta casi la mitad del mismo y era como si echáramos apenas un vistazo a la complejidad del tema. Y hasta cierto punto lo entiendo: hablar sobre el dolor no es fácil y aunque intentemos una confesión, el temor a la vulnerabilidad es sin duda una limitante que genera una auto-censura.

En resumen, este es un libro con un tema relevante pero que para mí, quedo a medio camino en cómo se abordó el tema.

En este libro, a modo testimonial, la autora nos cuenta la relación tóxica que mantuvo con su primera novia. Como si fuera un cuento clásico, el principio no podría ser más idílico, inundado por un profundo enamoramiento que ciega esos primeros indicios de que algo no está bien. Hay incluso una casa de los sueños (la que da nombre al libro), una pequeña cabaña de estructura circular en la que imaginarán un futuro juntas, pero que terminará siendo un escenario de pesadilla. Como si de su propio Barbazul se tratara, aquella novia no deja de apilar cadáveres (metafóricos) a su alrededor, pero la escritora no sabe cómo escapar de aquello, pues el miedo ha inundado todo su ser.

Además de la potencia del relato en sí, lo que hace muy especial a este libro es que parezca un género híbrido, entre ficción y ensayo, incluyendo referencias a otros textos o canciones sobre el maltrato, y también reflexiones sobre las relaciones de abuso en parejas queer, para muchos inimaginables. de hecho la autora habla en cierto momento de cómo se resta importancia a lo que siente, por el hecho de ser mujer y porque su historia no puede ser verdad, o puede ser que tan solo esté exagerando, ya que aceptarlo supondría que en las relaciones lésbicas se reproducen situaciones similares a las de las parejas heterosexuales.

Otro punto que llama la atención del libro es su estructura en cinco partes, subdividida después en capítulos encabezados siempre por “(La casa de los sueños como)”, seguido por el tema a tratar. Además del propio título, hay otras tantas referencias a cuentos clásicos y múltiples notas al pie que redirigen a un índice de motivos y elementos existentes en los cuentos, encontrándose muchas de las vivencias de la autora dentro de ese listado.

En resumen, hacía tiempo que no me enganchaba tanto a una lectura, así que no puedo hacer otra cosa que recomendarlo…bueno, y buscar más obras de la autora que leer, claro.

Aún ahora se me encogen las entrañas cuando me acuerdo de «En la casa de los sueños». Para mí ha sido un indiscutible favorito del año, uno de esos que llegan dentro y que no salen de ahí. Porque qué difícil es explicar la violencia doméstica y con qué desgarro lo hace Carmen María Machado.

«En la casa de los sueños» es un texto autobiográfico en el que la autora habla sobre la experiencia de m4ltrato doméstico que sufrió cuando era más joven a manos de su pareja de entonces. Es un libro complejo, fragmentario y lleno de capas, con un estilo que jamás había visto antes. Es capaz de realizar auténticas carambolas literarias y de dejarme con la boca abierta, de mezclar autobiografía, terror, romance, erótic4, drama, suspenso… 

Además, hace un llamamiento (introduce un género más: el ensayo) al referirnos a múltiples textos que hablan sobre el m4ltrato en la comunidad LGBT, más concretamente entre mujeres, haciendo una clara reivindicación: que se necesita hablar más de ésto para no dejar desamparadas a sus víctimas.

Es un texto lleno de metáforas, de referencias culturales, de experimentación con el lenguaje y las estructuras. Carmen María Machado destruye y construye, lo que contribuye a que esta montaña rusa emocional sea efectiva. No solo nos cuenta su experiencia, sino que también nos la graba en la piel. al fin y al cabo, todo ello supone un intento de explicar lo inexplicable, de transmitir lo inhumano: que la persona que amas te m4ltrate en un entorno en el que escasea la información y los referentes.

Es un libro que se lee mejor poco a poco, dejando que cale (aunque es tarea difícil parar). No quiero decir mucho más porque quiero que os sorprenda como me sorprendió a mí. 

Como he mencionado, soy consciente de que es un libro a veces confuso por su propia naturaleza, pero vale completamente la pena darle una oportunidad. Es una auténtica joya. Y es que no sé por qué no había leído antes a esta chica, pero tengo clarísimo que quiero leerme todo lo que saque.

En el mes de junio leí, gracias al club de lectura una casa popia, “En la casa de los sueños” de Carmen Maria Machado . Se trata de un testimonio autobiográfico donde la autora describe su tóxica y traumática relación con la mujer, de la que no da el nombre, que la maltrató al final de su veintena. Lo que parece que comienza como una idílica relación de amor LGTB+ acaba convirtiéndose en una relación psicológicamente abusiva, donde impera el control, los celos y la manipulación emocional.
El relato está escrito de una manera muy original, a través de capítulos cortos, con un estilo con el que jamás me había encontrado antes. Es un relato lleno de metáforas y de referencias culturales, mencionando escenas cinematográficas, letras de canciones, artículos…lo que le da mucha riqu
Machado pone en el centro la violencia doméstica que sufren muchas personas en relaciones homosexuales, en este caso enfocándose en parejas lésbicas, y sobre todo, en el silencio que hay sobre este tipo de maltrato. Además de relatarnos el horror que vivió con una honestidad devastadora, Machado va más allá. “En la casa de los sueños” también es un ensayo sobre la falta de otros relatos de abuso en relaciones homosexuales. Cuando empezó a escribirlo, la autora descubrió que estos relatos no existían. Es a lo que ella denominó como “la violencia del archivo”, el hecho de que ciertas historias no merecen ser contadas de cara a la posteridad.
Es una historia de sufrimiento y supervivencia.
Una novela muy política. Muy necesaria.