La química del odio de Carme Chaparro
Creamos el odio de la nada, lo hacemos crecer y lo guardamos como un peso de plomo en la boca de nuestros estómagos. Una energía gratuita y autorrenovable con una potencia de destrucción brutal. Nos hace sentir poderosos. Clarividentes. Porque el amor nos nubla, pero el odio nos vuelve sagaces.
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