Raíces rubias de Bernardine Evaristo
En la sociedad a la que pronto me incorporaría, sería mi color y no mi personalidad ni mis habilidades lo que decidiría mi destino.
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Raíces rubias de Bernardine Evaristo
En la sociedad a la que pronto me incorporaría, sería mi color y no mi personalidad ni mis habilidades lo que decidiría mi destino.
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Niña, mujer, otras de Bernardine Evaristo
la vida es una aventura que hay que abrazar con la mente abierta y el corazón ardiente
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Niña, mujer, otras de Bernardine Evaristo
al enterarse de la muerte de su antigua amante, Donminique también sintió alivio, y tristeza, porque era cierto que la Nzinga había sido una vida marcada por el abandono y la propia Nzinga no había sido capaz de entender que la culpa, ya de adulta, era suya |
Niña, mujer, otras de Bernardine Evaristo
en los últimos tiempos, sin embargo, se siente mucho más viva, mucho más «receptiva», como dicen los del trabajo, a «aprovechar la coyuntura»
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Niña, mujer, otras de Bernardine Evaristo
en ese momento me caló en el cuerpo como no lo había hecho antes toda la historia de cuatrocientos años de penurias y esclavitud y me vine abajo y me eché a llorar, Comunique, y lloré y comprendí con más claridad que nunca que el hombre blanco tiene muchas cuentas que rendir
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