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La casa maldita de Barbara Wood
Mientras descendía del carruaje de alquiler para luchar contra el viento por la posesión de mi capa, no tenía ni la más remota sospecha del raro sendero por el que aquella carta iba a conducirme. Porque, de haber tenido conocimiento de ello, jamás habría regresado a Pemberton Hurst.
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La mujer de los mil secretos de Barbara Wood
He caminado por las calles desiertas de antiguas ciudades, he morado brevemente en granjas, en las chozas de gente que no era de mi misma raza. Pienso en el lugar donde crecí, la isla donde he pasado toda mi vida, pero sé que mi sitio no está allí. Desde el día en el que me dejaron e en el mar, he estado sola. No sé quién soy, no sé quién tendría que ser. Quizá nunca lo sepa, quizá mi destino es no saberlo jamás. Pero buscaré, aunque me lleve todos los días de mi vida.
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La mujer de los mil secretos de Barbara Wood
El ir y venir del mar no es constante, nunca es igual. Cuando la marea baja, tenemos miedo, porque pensamos que el agua no volverá. Pero siempre vuelve, solo que de forma diferente, con una ola distinta. La vida es como el mar.
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