El tribunal negro de Antonio Orozco Guerrero
Poco después del estallido liberal del verano de 1835, Melitón Rechi, jefe de policía de Cádiz, y su ayudante, el agente Cándido Molina, achacarían los crímenes del Tribunal Negro a la reacción de algún fraile de la ciudad contra las represalias sufridas. Tenían fundadas razones para llegar a esa conclusión. ¿A quién sino a un religioso, profundamente irritado con la situación política y ávido de venganza por el maltrato sufrido, se le iba a ocurrir resucitar la Santa Inquisición de manera ilegal y ponerse a ajusticiar herejes? Más tarde, descubrirían que las cosas no eran tan sencillas. |