Graziella de Alphonse de Lamartine
[...] me regocijaba pensando que aquella pobre casa por lo menos me amaba, y que no existen tapices, colgaduras ni cortinas de seda que valgan lo que un poco de apego.
|
Graziella de Alphonse de Lamartine
[...] me regocijaba pensando que aquella pobre casa por lo menos me amaba, y que no existen tapices, colgaduras ni cortinas de seda que valgan lo que un poco de apego.
|
¿Para qué viajan Fray Guillermo y Adso a la abadía benedictina?