|
|
La dama de las camelias de Alexandre Dumas (hijo)
Todavía quedaba en Marguerite orgullo e independencia: dos sentimientos que, heridos, son capaces de hacer lo que el pudor
|
La dama de las camelias de Alexandre Dumas (hijo)
Si tuviera que escuchar a todos los que están enamorados de mi, no tendría tiempo ni para cenar
|
La dama de las camelias de Alexandre Dumas (hijo)
Las mujeres son despiadadas con las personas que no son de su agrado
|
La dama de las camelias de Alexandre Dumas (hijo)
Yo, que habría querido sufrir por aquella mujer, tenía que me aceptaran excesivamente deprisa
|
La dama de las camelias de Alexandre Dumas (hijo)
Marguerite, pecadora como Manon y quizá convertida como ella, había muerto en el seno de un lujo suntuoso, en el lecho de su pasado, pero también en medio de ese desierto del corazón, mucho más árido, mucho más vasto, mucho más despiadado que aquel en el que había sido enterrada Manon
|
La dama de las camelias de Alexandre Dumas (hijo)
Siempre que se representaba una obra nueva era seguro verla allí, con tres cosas que no la abandonaban jamás y que ocupaban siempre el antepecho de su palco de platea: los gemelos, una bolsa de bombones y un ramo de camelias
|
La dama de las camelias de Alexandre Dumas (hijo)
Así como la tan solicitada vida de esas mujeres hace ruido,, su muerte no hace tanto
|
La dama de las camelias de Alexandre Dumas (hijo)
¡Era ella!, pero esta vez con el gran atuendo de una mujer de moda, brillando con todos los esplendores de la conquista. Iba maravillosamente peinada y brillaban diamantes y flores entre sus cabellos; llevaba desnudos los brazos y el pecho con collares. En la mano, un ramo de flores...
|
La dama de las camelias de Alexandre Dumas (hijo)
Alguien que se arrepiente de una carta que escribió ayer, que se irá mañana si usted no lo perdona, desearía saber a qué hora podrá ir a depositar su arrepentimiento a sus pies. ¿Cuándo podrá encontrarla sola? Ya sabe usted que las confesiones deben hacerse sin testigos.
|
La dama de las camelias de Alexandre Dumas (hijo)
Alguien que se arrepiente de una carta que escribió ayer, que se irá mañana si usted no lo perdona, desearía saber a qué hora podrá ir a depositar su arrepentimiento a sus pies. ¿Cuándo podrá encontrarla sola? Ya sabe usted que las confesiones deben hacerse sin testigos. |
|
La dama de las camelias de Alexandre Dumas (hijo)
Cuando la existencia ha contraído un hábito como el del amor, parece imposible que ese hábito se rompa sin destrozar al mismo tiempo todos los demás resortes de la vida.
|
La dama de las camelias de Alexandre Dumas (hijo)
Nunca jamás sospeché que en un rayo de sol hubiese tanta alegría, dulzura y consuelo.
|
La dama de las camelias de Alexandre Dumas (hijo)
Es verdad que hay incidentes de un minuto que hacen más en nuestro corazón que el curso de un año.
|
La dama de las camelias de Alexandre Dumas (hijo)
¡Qué dulce es dejarse persuadir por una voz amada!
|
La dama de las camelias de Alexandre Dumas (hijo)
Al lado de la vida ideal está la vida material, y las decisiones más castas son amarradas a la tierra por hilos ridículos, pero de hierro, que no pueden romperse con facilidad.
|
La dama de las camelias de Alexandre Dumas (hijo)
[...] se habló de ella durante tres días, espacio de tiempo asombroso en una ciudad inmensa donde nadie piensa más que en la satisfacción de las pasiones refinadas y en renovar sin cesar las fiestas que jamás llegan a saciar.
|
La dama de las camelias de Alexandre Dumas (hijo)
Cuando la existencia ha contraído un hábito, como el de aquel amor, parece imposible que dicho hábito pueda cortarse sin romper al mismo tiempo todos los demás resortes de la vida.
|
La dama de las camelias de Alexandre Dumas (hijo)
Apoderarse de un corazón no habituado a los ataques, es entrar a una ciudad abierta y sin guarnición.
|
Fue publicada en ...