Macaria de Alexandra Campos Hanon
Recuerdo haber apretado mi libro con ambas manos. Me pregunté cómo funcionaba el conjuro de Bartolo: “Solo después del primero llegan los demás…”. ¿Debo dejar el libro aquí, en mi casa? ¿Cuántos días? ¿Llegará uno, dos… tres? ¿Serán todos como este, delgados y pequeños… o cada uno diferente: el grande, el gordo, el viejo y el nuevo? En forma inútil pero insistente, pasaba horas dando vueltas a estas y otras preguntas. Hojeaba mi libro sin descifrar una sola palabra. ¿Basta esperar o debo leerlo para que lleguen más?
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