Macaria de Alexandra Campos Hanon
Tal vez el mundo es demasiado grande, demasiado intenso. Demasiado para él. |
Macaria de Alexandra Campos Hanon
Tal vez el mundo es demasiado grande, demasiado intenso. Demasiado para él. |
|
Macaria de Alexandra Campos Hanon
¿Qué son los fantasmas? Un recuerdo, un secreto, una historia. Sí, también culpa y remordimiento. |
Macaria de Alexandra Campos Hanon
—¿Por qué dijeron que eres novio de Macaria? —le pregunté una tarde. —Porque son unos idiotas. —¿No crees que sería bonito? —¿Qué cosa? —Ser su novio. Pensé que iba a golpearme como a Pedro. Pero Modesto guardó silencio y así, en silencio, se quedó viendo hacia la montaña. La montaña que daba al jardín de Macaria. |
Macaria de Alexandra Campos Hanon
[...] ha leído mucho. Seguramente conoce todas las historias del mundo. —Todas las que existen. Pero no puede conocer las que no se han escrito. |
Macaria de Alexandra Campos Hanon
Algunas veces, Juani, quedarse no es opción, pues tu entorno deja de ser un buen lugar para vivir.
|
Macaria de Alexandra Campos Hanon
Me pregunté si los cuentos que inventaba salían de aquellas personas muertas. Tal vez usa sus nombres. Tal vez fragmentos de su vida, pensé. —Esa gente solo quiere descansar en paz —le dije un día—. ¿Por qué traerlos de vuelta? —No, Juani. Lo que quieren es que alguien los recuerde… aunque sea en cuentos. |
Macaria de Alexandra Campos Hanon
Lector apasionado que por falta de tiempo, nunca escribió su libro. 1840-1913 «Setenta y tres años. ¿Por qué no tuvo tiempo?», pensó Macaria. |
Macaria de Alexandra Campos Hanon
Recuerdo haber apretado mi libro con ambas manos. Me pregunté cómo funcionaba el conjuro de Bartolo: “Solo después del primero llegan los demás…”. ¿Debo dejar el libro aquí, en mi casa? ¿Cuántos días? ¿Llegará uno, dos… tres? ¿Serán todos como este, delgados y pequeños… o cada uno diferente: el grande, el gordo, el viejo y el nuevo? En forma inútil pero insistente, pasaba horas dando vueltas a estas y otras preguntas. Hojeaba mi libro sin descifrar una sola palabra. ¿Basta esperar o debo leerlo para que lleguen más?
|
Macaria de Alexandra Campos Hanon
No importa si los papelitos eran iguales o diferentes; ella entregaba a cada persona una fracción del porvenir. Ese era su don y seguramente por eso la recuerdan.
|
Macaria de Alexandra Campos Hanon
Pensó en lo difícil que debía de ser tener alas y no poder volar. Nacer libre y morir presa. Vender futuros ajenos y no ser dueña de su propio destino. ¿Por qué convencerla, ahora que estaba muerta, de la poca relevancia que había tenido su vida?
|
Macaria de Alexandra Campos Hanon
—Pero si todas las personas experimentan los mismos miedos, las mismas emociones e incluso tienen los mismos deseos —se defendió la pajarita—, ¿por qué iban a necesitar mensajes distintos?
|
|
Macaria de Alexandra Campos Hanon
—A todo te acostumbras, menos a no comer —decía Jacinto. Pero no, pensaba Macaria: tampoco te acostumbras a las miradas extrañas.
|
Macaria de Alexandra Campos Hanon
Por eso esperaba en aquella oscuridad que, tarde o temprano, sepultaría sus emociones y finalmente la vencería el sueño.
|
Macaria de Alexandra Campos Hanon
Pues las bibliotecas son casas llenas de libreros. Libreros grandes y altos, empiezan en el piso y terminan en el techo. —… —Los libreros son el refugio de los libros. Y los libros están llenos de historias. Imaginé cómo sería un refugio para todas las historias del mundo. |
Macaria de Alexandra Campos Hanon
Los recuerdos se aferran a lo que pueden: imágenes, aromas, sonidos.
|
|
Macaria de Alexandra Campos Hanon
«Los muertos no pueden salir». El paisaje le recordaba una prisión libre de custodios, en la que todos, sin excepción, estaban condenados a cadena perpetua. —La gente no merece morir —dijo Macaria. |
Macaria de Alexandra Campos Hanon
—Los fantasmas no existen. —Los fantasmas existen de muchas formas. —Mi papá dice que los fantasmas son en realidad recuerdos. —Recuerdos, sí. Entre otras cosas. —¿Qué cosas? —Secretos, por ejemplo. Historias. —Me gusta escuchar historias —dijo la niña sobreponiéndose al miedo que empezaba a sentir. —Yo prefiero contar secretos. —Los secretos no se cuentan, se guardan. |
La guerra del fin...