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Carboneras de Aitana Castaño
Porque sí, señores, Teresa, que había tenido callos en las manos de coser las botas de cuero de todos los mineros de Montecorvo y los valles limítrofes, y callos en el corazón por olvidar amores y tierras; y que parecía no tenerle miedo a nada, en realidad sí que le tenía, y mucho, a dos cosas. A la mar y a la soledad.
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