A orillas del mar de Abdulrazak Gurnah
Todos habíamos huido de paises cuyos gobiernos exigian una total sumisión y un miedo cerval que sólo podían conseguir a fuerza de flagelaciones diarias y decapitaciones públicas, de modo que los funcionarios, la policía, el ejército y en general, todo el aparato de seguridad del Estado cometían a diario mezquinos actos de crueldad para alertar a los ciudadanos sobre los peligros de una imprudente insurrección.
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